Se ve venir. Ya se han producido los primeros movimientos. Pedro Sánchez se prepara para finiquitar el mandato de Miquel Iceta al frente de los socialistas catalanes (PSC) y colocar en su lugar al ministro de Sanidad Salvador Illa.
Sánchez ya quiso sacar a Iceta de Cataluña para colocarlo en el Senado
La sintonía de Sánchez con Iceta es más que fluida. Y la prueba es que intentó colocarlo como presidente del Senado, una maniobra que acabó en fracaso porque la tumbaron los partidos independentistas en el Parlament. Fue el primer intento por renovar la cúpula socialista del poder en Cataluña.
Ahora vuelve a la carga. ¿Le dará esta vez un ministerio a Iceta? Por ahí parece que van los tiros. Lo cierto es que Sánchez quiere dar un golpe en Cataluña y aprovechar la popularidad del ministro Illa para vencer a los independentistas en las próximas elecciones de otoño, como ya hiciera Ciudadanos en los últimos comicios. (Miquel Giménez tumba a Iceta y desvela que Cataluña "no tiene izquierda": ¡¡"El PSC es una estafa piramidal"!!)
La imagen de Salvador Illa está muy quemada entre la oposición. Sin embargo, entre el electorado socialista, o entre los votantes propensos al voto socialista, lo que queda es la visión de un incomprendido que ha trabajado con honradez por salvar a España de una catástrofe. Son muchos los que se han solidarizado con su sufrimiento mientras recibía quejas de la oposición. Y Pedro Sánchez quiere sacarle rendimiento a esta sobrexposición mediática que garantiza votos.
Unas elecciones que pueden cambiar el rumbo de Cataluña y de España
Junto a Fernando Simón es el personaje más popular de España ahora mismo por la de horas y horas que ambos han acaparado en la pequeña pantalla con su rostro. Y eso tiene a nivel político un valor incalculable en unas elecciones catalanas que son clave para el futuro del movimiento separatista y de España.
Una derrota independentista, un retroceso en su lenta tendencia al alza, podría significar la muerte del Procés. Y para Sánchez podría traducirse en el final de un chantaje que le impide gobernar en clave españolista, como a él le gustaría. (Con la que tiene encima, y el ministro Salvador Illa pierde el tiempo en cosas como ésta. ¡¡Indignante!!)
Y Sánchez está convencido de que la imagen que ofrece Illa, como negociador que busca la unidad y el consenso tirando de educación y no de crispación, es lo que anda buscando el electorado catalán harto ya de las promesas incumplidas de un independentismo desnortado que promete lo que no puede ofrecer.
El gran reto de Illa
Para Salvador Illa llega el momento de recibir el premio por la propaganda positiva que ha recibido convirtiéndose en un protagonista accidental de la actualidad en España.
Sus dotes negociadoras en la mesa de diálogo que han montado los independentistas con el Gobierno también juegan a su favor. Y Sánchez lo tiene claro: para Iceta, un salto hacia adelante. Para Illa la posibilidad de solucionar las tensiones que separan en este momento a Cataluña de España. (Iceta protagoniza la mayor bajada de pantalones que se recuerda en el Parlament)
Las tres partes niegan avances en esta dirección, pero la Operación Illa está en marcha y no tiene vuelta atrás.