Dios aprieta pero no ahoga. Oriol Junqueras, un católico y apostólico de misa diaria, ha rezado mucho en los últimos meses. No sabemos si al Dios Padre o al Dios Sánchez. Pero ha debido hacerlo con mucha devoción porque sus plegarias han sido atendidas. Está a un paso de cambiar su condición de preso sedicioso por la de Molt Honorable President de la Generalitat de Cataluña.
A Junqueras le sale a cuenta vender su alma a Sánchez
A Junqueras le ha salido a cuenta ayudar a Pedro Sánchez a dormir en La Moncloa. Ni en sueños podía imaginar hace unos meses, cuando el Tribunal Supremo hizo pública la sentencia que le condeba a 13 años de cárcel por sedición y malversación, que a estas alturas podría estar haciendo planes sobre su futuro político presentándose a las elecciones a la Generalitat y ganándolas. (Junqueras, el 'vicepresidente' en la sombra de Pedro Sánchez)
De preso carcelario a Muy Honorable. Y todo gracias a Sánchez. Y además sin necesidad de arrepentimientos, actos de contricción ni propósitos de enmienda. Con la reforma del Código Penal que prepara Sánchez, Oriol Junqueras podrá reanudar sus actividades separatistas para final de año. Y, ya puestos, a lo mejor consigue hacer realidad su sueño de independizar a Cataluña de España aprovechando el buen rollo que mantiene con Pedro Sánchez.
Sánchez quiere perder de vista a Torra y Puigdemont
Algunos medios, como La Razón, apuntan a que entre los acuerdos alcanzados por PSOE y ERC para la investidura de Sánchez se incluye la posibilidad de que Junqueras pueda presentarse como candidato a las elecciones a la presidencia de la Generalitat que están ya al caer. Nada haría más feliz a Sánchez que ver a Junqueras instalado en la Plaza Sant Jaume sacando de ahí a Torra y a todo lo que huela a Puigdemont, que son de derechas. Independentistas, pero de derechas. (Cataluña nos roba: Puigdemont y Junqueras deben 87 millones de euros a España)
Entre Junqueras y Puigdemont existe una diferencia muy importante que Sánchez valora muchísimo. Mientras el cobarde fugado de la justicia lo tiene todo perdido y busca la independencia catalana por la vía unilateral y cuanto antes, Junqueras, que además es de izquierdas y próximo, es más razonable. Aspira a conseguir la independencia pero por la vía de la fruta madura, demostrando a España que la desconexión es imparable porque la mayoría social catalana así lo desea.
Unidos son más fuertes
Y Sánchez apuesta por Junqueras porque el pueblo catalán está ahora mismo muy lejos de alcanzar una mayoría independentista que vote la desconexión de España. Son muchos, pero no suficientes. Y mientras Junqueras trabaja en un tema que va para años, Sánchez estará tranquilo en La Moncloa, con un interlocutor agradecido con el que se puede hablar y, además, contar con sus votos para eternizarse en el poder. Junqueras es el socio perfecto para Sánchez, aunque haya que seguirle el juego, como a Torra, con aquello de "de igual a igual".
Su abrazo ha deteriorado a ambos. A Sánchez en España y a Junqueras en Cataluña entre los votantes españoles que no quieren componendas con los golpistas catalanes y entre los votantes catalanes que no admiten tratos con el estado represor. Pero ha valido la pena. Ahora los dos tratarán de reconquistar el terreno perdido. Y juntos y de la mano será más fácil. (Jorge Bustos recalca las legalidades vergonzosas de hacer una reforma para salvar a Junqueras)
Matrimonio de conveniencia sin amor
Para que fructifique este matromonio de conveniencia en el que no existe el amor, pero sí el máximo interés, Sánchez deberá seguir con sus fuegos de artificio rebajando las penas de sedición y evitando castigar penalmente cualquier intento de referéndum ilegal, tal y como prometió en las elecciones. Pero eso va por Puigdemont y su tropa. Junqueras circula por otro camino como un rodillo que, lento pero seguro, va arrasando con todo lo que encuentra. El día que Junqueras haga un referéndum será para ganarlo de manera aplastante, algo que ahora es imposible.
Pero cuando llegue ese día, Sánchez peinará muchas más canas de las que enseña ahora, porque el tema va para largo y probablemente no le afecte a él. El que venga detrás que apechugue con las facilidades que habrá tenido Junqueras de tejer la tela independentista sin oposición desde el estado.
Sánchez habilita a Junqueras para reanudar su actividad política desde lo más alto en su "país". El coste ha sido alto: recurrir a un indulto "por la puerta de atrás" que indigna a las derechas y cuestiona la inestimable colaboración de las fuerzas de seguridad, jueces y servicios públicos para que el Supremo les aplicara el correctivo que merecían por su deslealtad al estado. Pero a cambio Sánchez tiene los votos de Junqueras y puede dormir a pierna suelta en La Moncloa.
El siguiente paso en esta historia de amor entre Sánchez y Junqueras pasa por la aprobación republicana de los presupuestos socialistas en el Congreso. Sánchez ve la vida de otro color desde que puede considerar a ERC como suya.