El Govern catalán imponía, hace unos días, una de las restricciones más duras, tras el aumento de casos de coronavirus en la comunidad autónoma: el cierre de la hostelería durante, al menos, quince días.
Una medida destinada a frenar el ritmo de contagios en Cataluña pero que, sin embargo, se ha visto traducida en una caída en picado de la economía de la región, muy dependiente del sector servicios.
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Algo que, después del terrible verano sin turismo y tras la primera oleada de la pandemia, podría llevar a muchos empresarios a la bancarrota.
Para intentar evitar el cierre definitivo de bares y restaurantes, pero por motivos económicos, Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalitat, ha enviado una carta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reclamando una moratoria de los impuestos.
"Es una exigencia urgente que si dependiera de nosotros, ya la habríamos tomado" ha asegurado el mandatario catalán este sábado, criticando una vez más la actuación del Ejecutivo central, y exigiendo el aplazamiento del cobro del IVA, el impuesto de Sociedades y de las cotizaciones a la Seguridad Social de las empresas.
Sin embargo, desde la Generalitat aún no se han propuesto ni aprobado medidas que protejan a las empresas afectadas por el cierre quincenal aprobado por el Govern, lo que vuelve a demostrar que la política catalana, lejos de buscar soluciones, solo busca exigir al Gobierno de España.
Los hosteleros, hartos de las medidas
"Esto será la quiebra de muchos negocios, muchas familias" asegura Mané Medrano, propietario del Bar Carpio "Que pongan las restricciones que quieran: distancia de dos metros, cierre a las diez de la noche, limitar terrazas... pero que nos dejen trabajar".
Otros hosteleros, que se han manifestado contra la medida del Govern, han querido recordar que la hostelería "no es el problema, ni la solución" a los contagios.
La queja es generalizada: bares y restaurantes han sido los "señalados" en esta pandemia, cuando otros lugares, como los centros comerciales, el transporte público o los colegios, han mantenido su actividad a pesar de los positivos que han registrado.
Algo que ni el intento de la Generalitat para paralizar los impuestos ha conseguido solucionar, ya que la petición de los hosteleros es firme: "solo queremos trabajar".