Mientras los catalanes han vivido los últimos meses bajo restricciones exageradas renunciando incluso a sus relaciones familiares, Leo Messi y sus compañeros de equipo se montan una juerga en el jardín de la mansión del argentino en Castelldefels. Pere Aragonès, como presidente del Govern de chirigota en funciones, le ha llamado la atención. Tienen que dar ejemplo.
La portavoz del Govern, Meritxell Budó, ha anunciado que la agencia de Salud Pública de la Generalitat está estudiando el caso de la barbacoa en casa de Messi y puede haber sanciones por comportamiento inapropiado.
Los jugadores del Barça se reunieron en el domicilio de su capitán, en Castelldefels, para conjurarse en el objetivo de ganar LaLiga en los días previos al decisivo partido ante el Atlético de Madrid en el Camp Nou (sábado a las 16.15).
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Los jugadores del Barça se saltaron la restricción vigente que limita las reuniones a seis personas. Allí se juntaron 24 futbolistas con sus parejas para gritar "campeones, campeones" en el momento de los cafés.
Tienen que dar ejemplo
El propio vicepresidente Pere Aragonès, que ejerce de presidente a la espera de que termine el cachondeo de las negociaciones con JxCat para formar nuevo gobierno, ha sido muy claro cuando se ha referido a Messi y sus compañeros: "Queremos hacer un llamamiento a todo el mundo, no sólo a cumplir las medidas, sino también a aquellas personalidades que tienen proyección pública a hacerlo de manera más intensa porque genera una cierta ejemplaridad".
Y ha añadido: "En un momento en que damos un paso adelante para flexibilizar siempre tenemos que actuar con ejemplaridad especialmente las personalidades públicas, que son un ejemplo para mucha gente". El Govern ha anunciado el final del toque de queda y del confinamiento territorial a partir del día 9 de mayo, fecha en la que finaliza el estado de alarma, pero las restricciones de las reuniones a 6 personas seguirán vigentes.
La actitud de los jugadores del FC Barcelona ha causado un profundo malestar en la Generalitat. Es cierto que los jugadores del Barça viven en una burbuja, conviven, entrenan, comen, viajan y duermen juntos, pero a la fiesta se sumaron las parejas y el riesgo de contagio era evidente.
Además, en caso de que se hubiera producido un contagio por la actitud incívica de los futbolistas, el Barça se vería obligado a seguir las pautas de seguridad marcadas por la Liga de Fútbol Profesional, con lo que sus posibilidades de seguir optando al título de LaLiga se reducirían de forma considerable. Han jugado con fuego.