El mercado del precio de la luz sigue sin dar tregua a las empresas y a los hogares españoles, volviéndose a alcanzar este viernes un máximo histórico de 152,32 euros el megavatio hora (MWh); un precio muy por encima del registrado el mismo día del pasado año, de 46,96 euros.
Una situación que comienza a ser insostenible para los hogares y los pequeños negocios que, después de la pandemia del coronavirus y la crisis económica que ha arrastrado el virus de Wuhan, ven ahora como los gastos de actividad se incrementan sin remedio.
Ante este apremiante problema, el Gobierno de España, con Pedro Sánchez a la cabeza, ha querido tranquilizar a todos los ciudadanos, asegurando que a final de año, cada consumidor habrá pagado una media igual a la de años anteriores, buscando ya el Ejecutivo socialista medidas urgentes para parar el incremento en la factura de la luz.
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"Hay elementos fiscales que tendremos que retocar aunque sea de manera provisional" ha confesado la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, haciendo así mención a la posibilidad de que el Gobierno mantenga más allá del 2021 la rebaja del IVA.
Sin embargo, tal y como destacan en el diario La Razón, ninguno de los posibles movimientos del Ejecutivo nacional podrá controlar la presión del precio de la luz sobre los consumidores, al menos, hasta la entrada del otoño.
La subida de la luz se suma a la gasolina, y al gas
Y es que, a pesar de que Ribera ha asegurado que el Gobierno se encuentra trabajando en medidas que amortiguen el impacto "de inmediato", la realidad es que cualquier proyecto que se plantee no tendrá efecto hasta otoño, ya que, aunque se apruebe en uno de los dos consejos de Ministros programados del mes de septiembre, su aplicación real no se produciría hasta octubre.
Así pues, al menos un mes más, los bolsillos de los ciudadanos españoles seguirán viéndose afectados por el incremento casi diario del precio de la luz.
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Sin embargo, no es el único gasto fijo que se ha incrementado estas útimas semanas en las facturas de los españoles: y es que la gasolina ha vuelto esta semana a marcar máximos que no se alcanzaban desde julio de 2014, cuando se llegó a los máximos históricos, a la vez que el gas ha comenzado a experimentar el incremento paulatino de sus precios, como consecuencia del incremento del recibo eléctrico, y el incremento del coste de los derechos de emisión de CO2.