No lo ocultan. Pablo Iglesias y su formación, Podemos, tienen enfilada a la Monarquía y se han metido entre ceja y ceja acabar con ella. La Casa Real lo sabe y ha mostrado su preocupación a Pedro Sánchez, que convive con ellos en el gobierno de la nación.
Duda que la princesa Leonor pueda llegar a reinar
Pablo Iglesias ya no se corta. Ni hace nada por guardar las apariencias. En todas sus apariciones públicas confirma su intención de acabar con la Monarquía como fórmula de gobierno en el estado español.
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Y empieza a ser habitual en su discurso político una obsesión enfermiza por imponer en España el método republicano. Recientemente llegó a poner en duda que la princesa Leonor pudiera llegar a reinar un día en España.
En la sala de máquinas en donde se fraguan las líneas maestras de actuación de Podemos, el tema de la necesidad de erosionar de manera constante la imagen de la monarquía se ha convertido en el primer mandamiento de la formación.
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La situación del rey emérito le ha venido a Iglesias como anillo al dedo para profundizar en la herida por ahí. En el último Consejo Nacional del Partido pudo oírse a Iglesias expresar: "Hay que trabajar para avanzar hacia un horizonte republicano que profundice en la democracia española. Trabajar y construir alianzas para avanzar hacia este horizonte ha de ser una de las tareas políticas fundamentales de Podemos en los próximos meses".
Y hay más: "hemos de ser conscientes del momento de crisis en el que se encuentra la Monarquía y el modelo de estado que ésta encarna. Hemos de tener la valentía y la audacia de colocar sobre la mesa la necesidad de que España avance hacia una nueva república".
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Iglesias se desmarca de la estrategia de otros partidos, entre ellos el PSOE, su socio de gobierno, de desligar la figura del rey emérito de la del jefe del estado Felipe VI. Y se basa en que al ser un sistema de gobierno hereditario, lo que afecta al padre afecta directamente al hijo.
Pablo Iglesias tiene un problema
La desaparición de la Monarquía y la implantación del republicanismo significaría también acabar con el centralismo, que según Podemos rige en España, para apostar por un modelo federal más descentralizado que colmaría las esperanzas de los partidos nacionalistas catalanes, vascos y gallegos.
Unidas Podemos y Pablo Iglesias tienen, sin embargo, un problema. Lo miren como lo miren, no cuentan con el respaldo suficiente para el cambio de modelo por la vía democrática y constitucional. Hace falta algo más que los votos de los radicales catalanes, vascos y gallegos para acabar con la Monarquía.