¿El gas sostenible? Lo que hay que hacer es culminar la transición energética

Resulta ya urgente acelerar la implantación de fuentes de energía renovable y abandonar los hidrocarburos

02 de Enero de 2021
¿El gas sostenible? Lo que hay que hacer es culminar la transición energética
¿El gas sostenible? Lo que hay que hacer es culminar la transición energética

La Unión Europea y el gobierno de la nación han tenido la ocurrencia de llamar al gas… energía sostenible. Cuando es responsable de las emisiones de CO2, de una buena parte de la contaminación y de los altos precios de la industria de materiales y eléctrica.

Resulta ya urgente acelerar la implantación de fuentes de energía renovable y abandonar los hidrocarburos.

Mientras media Europa contiene la respiración en expectación a los últimos avances del tira y afloja prebélico que se libra entre Ucrania y Rusia, inspira tímidamente con el cambio de rumbo y la llegada de los barcos estadounidenses cargados con gas, y vuelve a mantener constreñidos los pulmones con el reojo puesto en los cambios de humor de Putin, se alzan ya voces que señalan la urgencia de acabar con la dependencia de los combustibles fósiles como fuente de energía.

Son precisamente los vaivenes del gas, por circunstancias geopolíticas y por disponibilidad de las reservas, los que lastran las expectativas económicas para los próximos meses con respecto al precio de la energía, a lo que hay que sumar el coste que debemos asumir en derechos de emisión de CO2 por el empleo de este tipo de carburantes.

El precio disparado del gas asfixia a la industria dependiente

Es momento pues de acelerar en la transición energética hacia un modelo sostenible económica, pero también medioambientalmente, y esto solo sucederá con una apuesta firme y decidida por las energías renovables.

Se trata de fuentes de energía libres de gases de efecto invernadero y otras emisiones contaminantes, lo que nos permite actuar de forma consciente y activa frente al cambio climático y, energéticamente, son muy eficientes, no se agotan, reducen nuestra dependencia hacia los combustibles fósiles contaminantes, y tienen un coste de generación más reducido.

Ha llegado ya el momento de apoyar el compromiso europeo en sus objetivos sobre las energías limpias. Avancemos en la descarbonización de nuestro país, multipliquemos la implantación de fuentes de energía renovable, sumémonos al crecimiento de la electrificación y conseguiremos ir dando la espalda al gas y respirar tranquilos – al menos en lo que al precio de la energía respecta – suceda lo que suceda en el tablero de juego post soviético.