La última catástrofe del Barcelona deja a varios señalados. El equipo se ha quedado sin opciones de títulos esta temporada y Xavi no está consiguiendo subir el nivel competitivo del equipo más allá de que ahora dan muchos pases. No hay escusas y toca hacer frente a la realidad.
El Athletic fue muy superior al Barcelona y por eso se llevó la eliminatoria de octavos de final de la Copa del Rey con toda justicia. Los leones devoraron a la camada de Xavi y centraron sus esfuerzos en el eslabón más débil del equipo culé: Jordi Alba.
El lateral de 33 años cuajó un partido desastroso, de los que se ponen a los jugadores para que sepan lo que no tienen que hacer, protagonista en los goles del Athletic y señalado por no aportar nada en ataque.
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Humillado
La debacle de Jordi Alba se podía intuir prácticamente desde el inicio. En la primera jugada del partido, Nico Williams, un chico de 19 años, retrató al barcelonista con una carrera fulgurante que dejó a Alba por los suelos. La jugada terminó con el primer gol de Muniain, preludio de lo que le estaba por venir a Alba.
En el segundo gol del Athletic también fue protagonista, ya sea por la mala suerte o por la buena preparación de Marcelino de la jugada. Es cierto que los balones aéreos no son su especialidad, pero siendo defensa no se puede dejar la espalda tan descuidada, lo que Iñigo Martínez aprovechó para volver a poner por delante a su equipo.
El Barcelona logró forzar heroicamente la prórroga, pero su mayor enemigo esa tarde no había acabado su show. Estirando el brazo como si estuviera llamando a un camarero, Alba provocó un penalti infantil, clarísimo, que supuso el 3-2 definitivo y la eliminación de su equipo del único torneo en el que le quedaban esperanzas.
Estéril
En defensa, el partido fue una pesadilla para Jordi Alba. Nico Williams hizo que pareciera más un exfutbolista con sus carreras por la banda, y el lateral estuvo perdido todo el tiempo. Dani Alves, del cual no se espera más que buen rollo, cuajó un partido mucho más completo y demostró ser el mejor de los dos laterales del Barça.
De Jordi Alba se espera que sea un puñal por la banda, incisivo y vertical, y que se arte de colgar centros al área. Pues en San Mames no se vio ni rastro de eso, con el lateral hundido. Puso solo seis centros, una cifra muy baja para lo que acostumbra, y ninguno de ellos encontraron a algún compañero.
Además, para rematar, Jordi Alba fue el jugador que más balones perdió en el partido, 33, una auténtica barbaridad. Xavi quiere seguir contando con el que era su compañero, pero la realidad es que se ha convertido en un lastre que ya le cuesta títulos al equipo.