La llegada de David Alaba al Real Madrid ha sido una bendición tanto para el club como para el vestuario y cuerpo técnico. Solo lleva un año en el conjunto blanco, pero ya es un jugador muy querido por todos sus compañeros y por el propio Carlo Ancelotti, quien fue también su entrenador durante sus dos años en el Bayern de Múnich.
En Alemania lo conquistó absolutamente todo, donde consiguió ganar 28 títulos en sus once años en el conjunto bávaro: 10 Bundesligas, 6 Copas de Alemania, 6 Supercopas de Alemania, 2 Ligas de Campeones, 2 Supercopas de Europa y 2 Mundiales de Clubes. Tenía claro que su siguiente objetivo para seguir creciendo como futbolista era jugar en el Real Madrid. Llegó el verano pasado como agente libre tras terminar contrato con el Bayern, y su primer año fue de ensueño: ganó la Liga, la Champions y la Supercopa de España.
Además, la aparición de Alaba junto a la de Militao hicieron olvidar rápidamente a la pareja Varane-Ramos, pues ambos supieron compenetrarse a la perfección la temporada pasada y fueron claves para todos los títulos que conquistó el Real Madrid. En las tres finales que han disputado los dos juntos con el conjunto blanco, el equipo no recibió ni un solo gol. Ni en la Supercopa de España contra el Athletic, ni en la Champions frente al Liverpool ni en la Supercopa de Europa ante el Eintracht de Frankfurt.
David Alaba es, indiscutiblemente, el futbolista más importante de la historia de su país. Todo lo que ha conseguido en el Bayern de Munich, lo que está consiguiendo en el Real Madrid, su trayectoria en la selección austriaca (siendo el jugador con más partidos a sus espaldas), las tres Ligas de Campeones que ha ganado en su carrera, lo convierten, indiscutiblemente, en la mayor leyenda del fútbol austriaco.
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