Antonio Anglés, que asesinó brutalmente a las niñas de Alcásser (Valencia) hace 28 años, es el hombre más buscado por la Policía y la Guardia Civil.
Las autoridades policiales perdieron la pista del autor del crimen el 28 de marzo de 1993. Anglés llegó como polizón de un barco a Gran Bretaña y, desde entonces, no se sabe nada sobre su paradero. (El ADN puede implicar a un tercer asesino en el crimen de las niñas de Alcàsser)
Reciéntemente, el capitán de ese barco dijo en una entrevista que Antonio Anglés requirió ayuda para escapar de las autoridades españoles. Esas palabras sirvieron a una jueza de Alzira para tomarle declaración.
Sin embargo, el mayor miedo a día de hoy es que la crisis del coronavirus pueda paralizar todas las actuaciones judiciales definitivamente. Entre ellas, la que tiene que ver con el crimen de las niñas de Alcásser.
Hace dos meses, la magistrada Elisa Fort, del juzgado de Alzira (Valencia), remitió una solicitud de auxilio judicial dirigida a las autoridades de Reino Unido, lugar en el que se le perdió la pista a Anglés.
Debido al coronavirus, la actividad judicial está paralizada tanto en España como en el Reino Unido y esta solicitud podría caer en el cajón de las peticiones olvidadas.
Si pasa el tiempo sin obtener una respuesta podría prescribir el plazo para poder dar luz verde al interrogatorio del capitán del barco donde se vió por última vez a Anglés, el 27 de marzo de 1993.
Durante estos años, las autoridades policiales han buscado a Antonio Anglés por medio mundo y se barajan dos hipótesis. La primera de ellas es que se ahogó en el Mar del Norte durante su huída y la segunda, la más probable según los investigadores, es que sigue vivo pero se desconoce donde reside actualmente. Hasta la fecha le han buscado en Estados Unidos, Uruguay, Argentina, Brasil, México y República Dominicana. (Tras la pista del asesino de las niñas de Alcàsser: "Antonio Anglés está vivo")
El crimen de Alcàsser
El 13 de noviembre de 1992 Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández (de 14 y 15 años) hacían autostop para ir a la discoteca Coolor, de Picassent (Valencia). Allí se celebraba una fiesta de instituto.
El coche que se paró fue el de Antonio Anglés y Miguel Ricart (condenado por el crimen a 170 años de cárcel aunque solo cumplió 21). Los dos criminales las secuestraron, las torturaron, las violaron y las asesinaron.
Posteriormente, enterraron sus cuerpos en las proximidades. Dos apicultores encontraron los cadáveres de las tres chicas el 27 de enero de 1993. La Guardia Civil encontró un volante hospitalario con el nombre de Enrique Anglés, hermano de Antonio.
Los agentes se desplazaron hasta la vivienda de los Anglés y allí detuvieron a Miguel Ricart pero Antonio consiguió escapar. El fugitivo se fue moviendo por la georgrafía española hasta llegar a Lisboa, ciudad en la que se subió a un barco rumbo a Gran Bretaña.