Cuando comenzó la pandemia por coronavirus todas las esperanzas estaban puestas en el verano, y ya ha llegado. Siempre se ha tenido en mente la idea de que el virus se hiciese débil con el calor y la luz.
No parece que el verano vaya a terminar con la pandemia, pero las investigaciones científicas publicadas hasta la fecha sí indican que el buen tiempo hará más dificíl los contagios.
Un artículo del pasado 11 de junio en la revista 'The Journal of Infectious Diseases' afirmó que la luz solar de verano tenía la capacidad de desactivar rápidamente, a la mitad en 6 minutos y al 90% en 20, la carga vírica de los aerosoles de saliva en suspensión, una de las formas más habituales de contagio.
Importancia de la luz
La investigación llevada a cabo por Michael Schuit, del Centro Nacional de Análisis y Respuesta de Biodefensa de Estados Unidos, generó distintos ambientes de manera artificial en los que simulaba oscuridad, luz solar de verano y de invierno y su influencia sobre partículas de saliva a las que estaba el virus.
El artículo explicaba que "la luz solar podría ser un importante factor que influya sobre el riesgo de transmisión de la enfermedad por aerosoles".
Esto afirma que la luz solar intensa reduce las posibilidades de contagio por aerosoles, pero no las elimina. Las medidas de seguridad siguen siendo necesarias al aire libre y especialmente en espacios cerrados.
Los rebrotes tras el desconfinamiento tienen la característica de producirse en el interior de edificios, fiestas privadas o en grandes centros de trabajo como plantas de procesado de carne.
Lo más recomendable para evitar el contagio es estar alejado de lugares cerrados, oscuros y llenos de gente.