En la zona noble del Bernabéu han asistido con perplejidad al sainete de la filtración del escandaloso contrato que Leo Messi tiene firmado con el FC Barcelona. La sorpresa es generalizada porque deja al descubierto la manga ancha que tiene el FC Barcelona para hacer y deshacer a su antojo.
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Pocos días después de descubrirse que la deuda del Barça asciende a más de 1.100 millones de euros, que el club tiene dificultades de tesorería y serios problemas para pagar las nóminas de sus futbolistas y empleados, aparece la noticia de los 555 millones que Messi va a cobrar del Barça en los últimos cuatro años.
¿Dónde está el fair play financiero del Barça?
Y en el Real Madrid recuerdan el celo de la Liga de Fútbol Profesional y de la propia UEFA para que se respete el mal llamado fair play financiero que obliga a los clubes a ajustar sus gastos a los ingresos que generan en su actividad ordinaria.
Es evidente que en el caso del Barça, ni fair play financiero ni nada. El club catalán ha estirado más el brazo que la manga en los últimos años y ha aceptado pagarle a Messi cantidades que no están a su alcance mientras se ha evidenciado que si Messi no se ha ido del Barça no ha sido por su mal llamado barcelonismo, sino porque no existe otro club en la Tierra capaz de pagar estas cantidades a ningún futbolista.
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Y ahora, cuando el club entra en una evidente bancarrota que le impide mantenerle su estratosférico contrato, Messi se pone de motu propio en el mercado, vía burofax, subastando sus goles y en busca de la mejor oferta. Hasta ahí llega el barcelonismo de Leo Messi.
Mosqueo en el Real Madrid
Pero en el Real Madrid están muy mosqueados. Florentino Pérez lleva cinco años de contención de gastos, ahorrando en fichajes y haciendo caja en los traspasos, acumulando para poder fichar a Mbappé siguiendo la normativa de la UEFA que con tanto esmero fiscaliza la Liga de Fútbol Profesional.
Mientras tanto el Barça asumía contratos imposibles engordando su deuda de forma escandalosa. Situaciones similares las ha resuelto la UEFA interviniendo las cuentas del club despilfarrador, castigándole con varias ventanas del mercado sin poder hacer fichajes e incluso sancionándole fuera de sus competiciones internacionales.
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Pero el Barça ha disfrutado de trato preferente de VIP hasta que no le ha quedado más remedio que sacarse de encima a un puñado de estrellas para aligerar su masa salarial y poder pagar a Messi. Aunque lo de poder es un decir.