El caníbal de Ventas explica que "oía voces que me decían que mate a mi madre"

El caníbal de Ventas explica que "oía voces que me decían que mate a mi madre"
El caníbal de Ventas explica que "oía voces que me decían que mate a mi madre"

Hoy ha declarado  en la Audiencia de Madrid Alberto S.G, conocido por "El Caníbal de Ventas", acusado de asesinar a su madre, trocearla, comérsela en pedazos y tirar a la basura los restos.

Alberto S.G., de 28 años, ha excusado su comportamiento en su declaración alegando que "oía voces en mi cabeza" que le ordenaban que matara a su madre. Y eso es lo que hizo.

"Escuchaba mensajes ocultos en la televisión", ha dicho, y ha insistido en que no recuerda haber descuartizado a su madre ni haber comido sus restos, aunque en el momento de su detención sí les dijo a los policías que se la había comido "como las tribus caníbales".

Estranguló a su madre, la puso sobre la cama y luego la troceó en pedazos para comérselos. Los restos los tiró a la basura envueltos en plásticos. El acusado ha mostrado dificultades para expresarse. Su relato ha sido disperso debido a la medicación que toma para solucionar sus problemas mentales.

Ha declarado que tenía discusiones frecuentes con su madre debido al consumo de alcohol y hachís:  "Discutíamos por tonterías, pero a veces nos llevábamos bien". Ha dicho que consumía drogas en una casa de okupas y que su madre, de quien ha dicho que era alcohólica, le cobijaba en su casa "por pena" a que se quedara en la calle.

Alberto S.G. ha indicado que solía fumar "canutos" y "ver la televisión", escuchando "mensajes ocultos" y voces que le decían: "mata a tu madre". "Te voy a descuartizar", escuchaba. Según su declaración escucha voces desde los quince años. "Voces de vecinos, de conocidos y de famosos", ha precisado.

Le dio restos de su madre al perro

También ha relatado que su madre le llevó al centro psiquiátrico del Hospital de La Princesa, "supongo que para ser abandonado". El fiscal pide 15 años de cárcel por homicidio y cinco meses por un delito de profanación de cadáveres. También una indemnización de 90.000 euros para su hermano.

Uno de los agentes de la Policía Nacional que realizó el atestado describió la macabra escena con la que se encontraron sus compañeros al haber restos cadavéricos de la madre por toda la casa y en tuppers.

Otra policía manifestó que en el traslado al calabozo le manifestó que "como no sabía qué hacer con el cadáver se lo comió y se lo dio al perro sin mostrar ningún tipo de arrepentimiento".