El tiempo no pasa en balde para nadie, ni siquiera para los presidentes de los Gobiernos de las naciones de nuestro planeta. Con el paso del tiempo, los signos del envejecimiento y la edad comienzan a hacerse más visibles, pero siempre se ha sabido que ciertas situaciones o comportamientos pueden acelerar este proceso mucho más allá de su velocidad natural.
Este proceso acelerado de envejecimiento suele ser típico en los mandatarios nacionales, puesto que están sometidos a grandes cantidades de estrés y carga de trabajo que, efectivamente, acaban pagando con su cuerpo y su aspecto físico, que se va deteriorando lentamente y dejando sus propias marcas. Algunos, incluso, sufren un cambio tan radical que parecen otra persona completamente distinta a la que entró en la presidencia del Gobierno.
Uno de estos ejemplos es el presidente actual de nuestro país: Pedro Sánchez. El líder socialista, debido a este efecto de envejecimiento acelerado que sufren casi todos los líderes nacionales, luce un nuevo look que ha llamado la atención de todo el mundo, y lo hace de manera totalmente natural y sin inmutarse ante la sorprendida opinión pública, que es testigo del paso del tiempo en el presidente.
Ahora, en el pelo de Pedro Sánchez, es más habitual ver canas, así como algunas arrugas en la cara del presidente. Antes de llegar a La Moncloa, todavía en su lugar como secretario general del Partido Socialista y como principal líder de la oposición a Mariano Rajoy, Sánchez hacía gala de un físico que causaba sensación allá donde iba, luciendo una sonrisa blanca, un rostro terso y prácticamente sin arrugas y un pelo de color negro intenso que acentuaba sus rasgos físicos.
Sin embargo, la carga de su trabajo como presidente ha añadido algunas arrugas a su cara y ha comenzado a decolorar su cabello, reafirmando el nuevo look de Pedro Sánchez con el que saldrá de La Moncloa al final de su legislatura e intentará presentarse a la reelección en la pelea con su mayor rival político en los próximos comicios: Alberto Núñez Feijóo, el nuevo líder del Partido Popular en sustitución de Pablo Casado.
Sin embargo, este cambio de look no es exclusivo de Pedro Sánchez, sino que también lo han sufrido anteriores presidentes del Gobierno. El deterioro físico es especialmente perceptible en exmandatarios como José Luis Rodríguez Zapatero o Felipe González, especialmente después de 16 años de gobierno ininterrumpido. José María Aznar también sufrió el paso del tiempo y el estrés durante su tiempo como presidente de la misma manera que Pedro Sánchez, logrando esquivar sin embargo grandes efectos de este desgaste.
Ahora bien, hay una excepción que confirma la regla: Mariano Rajoy. El antecesor de Pedro Sánchez en La Moncloa ha permanecido imperturbable al desgaste físico que acarrea ser presidente del Gobierno, logrando mantener prácticamente intacta su apariencia después de casi dos legislaturas seguidas en las que se ha tenido que enfrentar a grandes peligros como el desafío independentista de Cataluña, la llegada del ébola a nuestras fronteras o la recuperación de la crisis total en la que estaba sumida España a su llegada al Gobierno de nuestro país.