El asesinato de Khashoggi pasa factura a Bin Salman en el G20

La presencia de Bin Salman en el G20 ha resultado algo incómoda excepto para Putin

01 de Diciembre de 2018
El asesinato de Khashoggi pasa factura a Bin Salman en el G20
El asesinato de Khashoggi pasa factura a Bin Salman en el G20

Mohamed Bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudí y representante de la petromonarquia más importante del mundo, ha viajado a Buenos Aires para participar en la cumbre del G-20. No ha sido una estancia agradable para él, a pesar de quién es y de lo que representa. El asesinato del periodista Jamal Khashoggi le ha pasado factura.

Bin Salman llegó a la capital argentina en medio de espectaculares medidas de seguridad y de una denuncia por su responsabilidad en presuntos crímenes de lesa humanidad en la guerra del Yemen. El proceso ha sido admitido a trámite por el juez federal Ariel Alijo, y podría prosperar. En Argentina, a diferencia de España, es uno de los países que reconoce el concepto de justicia universal. De todas formas, es imposible que haya tiempo de poner todos los mecanismos necesarios en marcha para poder detenerlo durante su estancia en el país.

Los mayoría de los líderes internacionales, como el turco Recep Tayyip Erdogan pasaban a su lado sin dirigirle la palabra. Donald Trump le hizo un gesto de reconocimiento. Aunque con discreción ha mantenido breves conversaciones con el hasta ahora presidente mexicano Enrique Peña Nieto o el surcoreano Moon Jae-in. Esto le ha servido a la diplomacia saudí haya podido hablar de los encuentros internaciones del príncipe heredero en el G-20.

Macron estaba serio e impasible ante la sonrisa del príncipe. "Nunca me escuchas", le ha dicho el presidente francés

Entre los líderes europeos, la excepción es la del presidente francés Emmanuel Macron que ya había manifestado su interés por mantener un encuentro bilateral con Bin Salman. Se han visto antes del acto inauguración. Macron estaba serio e impasible ante la sonrisa del príncipe. “Nunca me escuchas”, le ha dicho el presidente francés.

Pocos mandatarios se han dejado fotografiar con el príncipe, entre ellos el indio Narenda Modi, el sudafricano Cyril Ramaphosa y el chino Xi Jinping, poco dados a sumarse a la ola de indignación en el mundo occidente, que en muchos caso consideran hipócrita.

Theresa May, la primera ministra británica, también se verá con Bin Salman, teóricamente para leerle la cartilla: “Tengo intención de hablar con el príncipe heredero de Arabia Saudí. El mensaje que le voy a dar será muy claro, sobre el asunto de Jamal Khasshogi, pero también sobre el asunto de Yemen. Queremos ver una investigación plena y transparente en relación con lo sucedido, y obviamente cómo los responsables rinden cuentas”, ha dicho May a los reporteros que viajaban con ella hacia Buenos Aires.

Vladimir Putin, como “chico malo” de la escena internacional, acentuada estos días por la crisis entre Rusia y Ucrania en el mar de Azov, por la que Trump ha cancelado la reunión bilateral prevista con el ruso, sí le saludó chocando los cinco, con palmadas en la espalda y con una efusividad algo sorprendente.

Lo que está claro es que la Casa de Saúd no está dispuesta a sacrificar a Bil Salman para salvar las relaciones con Occidente, como esperaban muchas cancillerías europeas y esto podría empujar a los saudíes hacia Moscú.