El antiguo Imperio Romano y los juegos de azar

10 de Marzo de 2021
El antiguo Imperio Romano y los juegos de azar
El antiguo Imperio Romano y los juegos de azar

Los juegos de azar tienen una antigüedad increíble, según estudios datan del 2.600 a. C. donde civilizaciones antiguas de Sumeria tallaban el hueso de los animales hasta tener cuatro caras, donde cada una tenía una simbología que indicaba una particular función. Viajemos un poco a uno de los imperios más conocidos del mundo, el Imperio Romano. ¿Se imaginan al emperador Nerón con la facilidad de acceder a casinos sin depósito vía online? Se lee como una pregunta totalmente descabellada, pero nosotros damos gracias de que la tecnología actual no estaba en esa época ni el emperador Nerón nació en nuestra era, ya que en la primera opción seguramente el vasto Imperio Romano estaría en ruinas. Y, en la segunda opción de que el emperador Nerón hubiese nacido en nuestra era, estaría en situación de calle, debido a su afán en los juegos de azar y apostar montos de dinero totalmente fuera de lo común.

Históricamente, a los romanos les encantaban los juegos de azar, de los cuales crearon una gran variedad para divertirse y apostar. Debido a que era considerado un acto inmoral y muchas veces ilícito, se intentaron prohibir toda modalidad de juego. Pero, tanta era la fascinación por los juegos de azar que, era jugado en todas las clases sociales que existieron durante el dominio del Imperio, siendo más común entre los de clase social alta. Los emperadores romanos no eran una excepción, ya nombramos anteriormente al que más historial en los juegos de azar tiene, el emperador Nerón, el cual con apuestas muy pesadas era capaz de gastar fortunas de sestercios en sólo una noche. También, se sabe que César Augusto y Claudio, eran fanáticos del mismo, pero siendo mucho más consientes a la hora de apostar. En la otra cara de la moneda, tenemos a los obreros, ancianos y damas de compañía, los cuales disfrutaban del juego de los dados a cualquier hora del día por las calles y las plazas más grandes, además de populares, de aquella época dorada del imperio.

Las tabernas para la época, ofrecían alimentar el ocio de los más osados, con un espacio dispuesto para los juegos azar, daban a las personas de una clase social media un lugar en el cual relajarse, los servicios de comida, bebida, prostitución y juegos, eran los más solicitados. Diseñadas para una clase social más alta, existían las tabernas con habitaciones traseras con una ambientación diga para los ricos más exigentes de la época, lugar donde grandes cantidades de dinero y joyas se movían cada noche. Estás actividades representaban las principales ganancias para las tabernas, que pública o clandestinamente ofrecían servicios desde los emperadores hasta toda aquella persona, con el dinero suficiente, que quisiera pasar una noche alimentada por los deseos más profundos del ser humano.

Los romanos veían al juego como una práctica útil para la vida diaria. Pese a que luego vino la prohibición de los mismos, enaltecían las habilidades de los romanos en buscar dominar los riesgos a los que se enfrentaban, dominando la incertidumbre de un futuro bajo un presente muchas veces hostil, en los que las clases sociales eran muy marcadas, donde una mala cosecha o muerte del familiar que era la principal fuente de ingreso para la familia, significaba un riesgo inminente en el que un hilo estrecho te separa de la pobreza extrema y la muerte. Por ello, las oportunidades que ofrecían los juegos de azar para un buen jugador, era que precisamente podía ganar grandes cantidades de dinero y mejorar su escala social, ya que se requería un gran dominio en las áreas de matemáticas y estadística, para poder ganar y dominar el juego. Estos conocimientos serían capaces de asegurarle a cualquier plebeyo la posibilidad de entrar en la élite romana, debido a su inteligencia y pericia obtenida mediante los juegos de azar. Pero, como lo sabemos muy bien, esto es un circulo vicioso donde si no se tiene autocontrol se puede perder todo en un abrir y cerrar de ojos, es por ello que por más que estos juegos eran enseñados a los habitantes de la época con el fin de anteponerse a los riesgos y los problemas económicos, la codicia siempre jugaba un papel en contra, hasta para el romano más honorable.