Pablo Echenique se ha convertido en todo un fenómeno de masas en las redes sociales, donde sus incendiarios mensajes se convierten, en más de una ocasión, en el centro de la polémica, no sólo por sus críticas a los partidos de la oposición... sino también por sus continuas meteduras de pata.
Y es que ya son decenas de usuarios en Twitter los que han tenido que desmentir en más de una ocasión los comentarios del podemita, debido a la manipulación de datos, o a los cambios de parecer que escribe el podemita de forma pública.
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Sin embargo, Echenique sigue manteniendo, ante aquel que quiera escucharle, que él trabaja duramente para conseguir que los ciudadanos "respiren" en su canal de Telegram, donde dice luchar contra los "bulos" y la desinformación.
"Twitter está bien para compartir noticias y debatir, pero también está lleno de bulos. Que si la derogación de la Ley Mordaza desprotege a la policía, que si Podemos se financió de Mordor, que si la Tierra es plana" ha asegurado el podemita en su cuenta oficial de Twitter.
Creador de bulos 'profesional'
Palabras en las que Echenique demuestra, o muy poca memoria, o una clara doble vara de medir a la hora de catalogar las mentiras y las informaciones falsas que se publican en las redes sociales.
Y es que el propio podemita publicaba, en febrero de 2020, informaciones falsas sobre la pandemia del coronavirus en su cuenta de Twitter, negando la peligrosidad del virus, y señalando a los medios de comunicación como los responsables de la alarma social que circulaba en aquel momento acerca del virus de Wuhan.
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"En las portadas y en las tertulias, el coronavirus corre desbocado y es una peligrosísima pandemia que causa pavor. En el mundo real, el coronavirus está absolutamente controlado en España. Ojalá un día el sistema mediático tenga la mitad de calidad que el sistema sanitario" criticaba Echenique.
Palabras ante las que, aún a día de hoy, no se ha retractado, demostrando así, no sólo que él mismo no renuncia a los bulos, sino que escribe éstos según los intereses de su partido, sin considerar la posible repercusión de estos mensajes en la opinión pública española.