Fernando Sánchez Dragó ha explicado en Merca2 su visión sobre su salida de El Mundo:
"Huele un poco a chamusquina que yo, autor de una de las columnas más leídas, haya sido uno de los primeros en caer mientras sobreviven otros a los que lee muy poca gente. Mi pluma siempre resulta incómoda, pero no quiero atizar polémicas ni incurrir en conspiranoias. Me tomo la vida como llega".
Sobre su fichaje por el periódico de Pedro J. Ramírez, se explica:
"Ya habíamos andado en tratos cuando apareció El Español, pero los dejamos de común acuerdo. En lista de espera, al ser expulsado de El Mundo, le puse dos líneas pidiéndole asilo y me lo concedió. Hemos trabajado durante décadas codo a codo. Dos cabalgan juntos, eso es todo".
El confinamiento
Y sobre el confinamiento reconoce que "vivía casi igual a como vivo ahora. Casi no salía de casa. No hago vida social. Paso doce horas al día escribiendo y leyendo. Una vez a la semana, como mucho, cenaba fuera. Ya volveré a hacerlo. Lo único que echo de menos es salir con mi hijo de siete años y hacer el amor. También volveré a hacer las dos cosas, seguro. Y si no las hago, será porque 'la dama del alba' se me ha llevado. También eso, algún día, sucederá. (Iker Jiménez recula para no romper con Mediaset)
Vox
Sobre su acercamiento a Vox tras haber pasado por la cárcel de Franco, Dragó se explica:
"Vale para esa aparente antinomia lo mismo que le dije acerca del paralelismo entre mi primer periódico y éste de ahora. Lo que me condujo en su día a luchar contra Franco es lo que ahora me ha movido a apoyar a Vox, mejor dicho, a Santi Abascal. Es cuestión de carácter: me atrae la épica".
Y finaliza: "Nunca me he metido en política, aunque pueda parecer lo contrario. Pero siempre me ha gustado guerrear. De todos modos, amigo, no se equivoque: yo no soy de Vox ni de nadie. Ni ley (solo la de conciencia), ni rey, ni Dios, ni partido, ni patria, ni bandera. Me basta con mis zapatos".