México sigue conmocionado por el hallazgo del cuerpo de Debanhi Escobar en la cisterna de agua de un motel de Monterrey, situado al norte del país. La investigación policial que intenta aclarar las causas de la muerte de la joven de 18 años no está siendo realmente fructuosa ni está gozando de la popularidad que cabría esperar entre la población del país norteamericano.
La lentitud con la que se producen avances es uno de los motivos del descontento con las diligencias policiales, especialmente para la familia de la propia Debanhi Escobar, que han solicitado en numerosas ocasiones que se aceleren los trámites necesarios para, por lo menos, establecer de forma correcta la causa de la muerte de su familiar para así poder recuperar el cuerpo y poder darle un entierro digno.
México continúa sorprendido por la falta de concordancia entre las dos autopsias que se le han practicado al cuerpo de la joven de 18 años, que fue vista por última vez cuando salió de fiesta con sus amigas. Debanhi se enfadó con ellas y volvió sola a su casa en un coche contratado a través de Uber, cuyo conductor fue durante un tiempo el principal sospechoso en la investigación.
Sin embargo, la confusión generada por la primera autopsia y la falta clara de información proporcionada por los responsables de la investigación han llevado a la familia a solicitar una nueva autopsia, que no hace sino ahondar en el misterio que rodea este caso, sobre el que las autoridades policiales rechazan describir como un asesinato de violencia de género por falta de pruebas que lo certifiquen.
En el primer examen del cuerpo de Debahni, se llegó a la conclusión de que había sido víctima de una agresión sexual y que había fallecido debido a un fuerte traumatismo craneal profundo que le habría provocado su asesino según el informe elaborado por el forense encargado de realizar la autopsia.
El oscurantismo de las autoridades mexicanas respecto de la información de estos procedimientos han llevado a la familia a reclamar la repetición del análisis forense del cuerpo de Debahni Escobar, que ha arrojado un resultado que refuta al primero: la segunda autopsia señala que no hubo agresión sexual y, aunque sí existen varios traumatismos en la cabeza, estos no han sido suficientes para provocarle la muerte, por lo que la causa oficial extraída de este segundo intento queda definida por las autoridades policiales como "asfixia por sofocación por obstrucción de los orificios respiratorios".
Ante la particularidad de este caso y la clara contradicción de las autopsias, las autoridades mexicanas optan por guardar silencio, conscientes de que el caso se está consolidando como una verdadera cuestión de estado y que cualquier palabra mal interpretada podría devenir en catástrofe y provocar una reacción descontrolada del público que sigue de cerca las lentas investigaciones del caso, que cuatro meses después del hallazgo del cuerpo de Debahni apenas ha podido producir un avance significativo hacia su resolución.
La indignación de la familia se ha extendido a la ciudadanía mexicana, que observa con impotencia cómo sus autoridades son incapaces de esclarecer uno de los crímenes que más ha conmocionado al país en los últimos años debido a sus misteriosas circunstancias y su esperpéntico y trágico final, con el cuerpo de Debahni Escobar, una chica de tan solo 18 años, abandonado a su suerte en la cisterna de agua de un motel de la provincia de Monterrey.