Divorcio total entre Puigdemont y Junqueras: ¡No se pueden ni ver!

Puigdemont le ha enviado cuatro cartas y un libro a Junqueras y aún está esperando su contestación.

17 de Noviembre de 2018
Divorcio total entre Puigdemont y Junqueras: ¡No se pueden ni ver!
Divorcio total entre Puigdemont y Junqueras: ¡No se pueden ni ver!

El prófugo Carles Puigdemont está desesperado y bloqueado en Waterloo. Oriol Junqueras pasa de él, no quiere saber nada y le ningunea a todas horas. Le envía cartas y no recibe contestación, y a día de hoy empieza a comprender que sin Junqueras no es nadie.

Puigdemont se ha metido en una espiral esquizofrénica muy peligrosa montando pomposos disparates folclóricos como la Crida o el Consell de la República que carecen de valor si el independentismo no va unido. Y no va unido. La CUP está abiertamente contra él, como en su momento estuvo contra Artur Mas. Y Junqueras se aleja de él, consciente de que la marca ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) es la que tiene la llave de todo frente al batiburrillo de siglas que ha seguido Convergencia i Unió desde su desaparición.

Puigdemont comunica y Junqueras está comunicando

La fuerza está en ERC y Junqueras no va a ceder su gran activo para que Puigdemont capitalice desde Waterloo todo el protagonismo del movimiento independentista.

Elsa Artadi, la mano derecha pensante de Puigdemont en Cataluña mientras Torra se autodescalifica con cada una de sus actuaciones, ha lamentado en una entrevista concedida a El Mon el pasotismo de Junqueras hacia Puigdemont. Artadi ha dicho que entre Puigdemont y Junqueras existe una "comunicación unidireccional". Es decir, que Puigdemont comunica y Junqueras está comunicando.

"Hay comunicación unidireccional en el sentido de que el president Puigdemont (?) le ha escrito cuatro cartas al vicepresident (?) Junqueras y también le ha enviado un libro dedicado... sin respuesta. Puede que la respuesta de Junqueras esté en camino", ha dicho Artadi. Pero no, la respuesta no está en camino porque no hay respuesta.

Junqueras no se fía de Puigdemont

Puigdemont ya no sabe qué hacer para ganarse el aprecio de su antiguo aliado porque sabe que depende de él para proseguir con su delirio independentista que precisa de mayorías amplias para alcanzar la victoria. Le ha declarado su amor ofreciéndole el número uno de una imposible candidatura independentista para la elecciones europeas y asumiendo para él un protagonismo inferior. Pero Junqueras no va a quemarse con Puigdemont. No se fía de él.

En el fondo no le perdona su cobardía huyendo a Bélgica mientras él daba la cara por todos entregándose a la justicia y sufriendo las penalidades de la cárcel. La distancia que a día de hoy separa a Puigdemont de Junqueras es más grande que la que separa a Waterloo de Lledoners y puede decirse que el líder de ERC está más cerca de los postulados de Pablo Iglesias, con quien tiene más puntos en común. Y la visita de éste a Lledoners confirma el supuesto.

Esquerra viene de Izquierda, Republicana de República y de Cataluña de nacionalismo catalán. Pero lo cierto es que aunque Junqueras y Puigdemont coinciden en las dos últimas siglas, la primera genera entre ellos un abismo insalvable que coloca a ERC más cerca de la CUP y de Podemos que de ese PDeCAT que se ha inventado Puigdemont para cubrir con su manto la antigua Convergencia del 3%.

Si no se unen, el independentismo lo tiene muy negro

ERC fue capaz de gobernar en Cataluña sin Convergencia, aliándose con el PSC e Iniciativa por Catalunya. Y Junqueras entiende que, para desespero de Puigdemont, ERC puede liderar el camino hacia la independencia de Cataluña sin la compañía de los numeritos frikis de ese al que siguen llamando "president". 

Es un pulso por el poder. ¿Quién necesita más a quién? Está claro que Junqueras no tiene dudas. Y Puigdemont tampoco. Sabe que todo su montaje en Waterloo, subsistiendo gracias a las aportaciones y la caridad de sus incautos seguidores, no es más que un brindis al sol sin el apoyo de ERC, con el que no cuenta a día de hoy. Es un problema de izquierdas y derechas.

Ambos buscan la independencia de Cataluña, pero por caminos diferentes. Y si no van unidos, lo tienen muy mal.