Dinamarca enviará a los criminales extranjeros a una isla deshabitada 

Dinamarca pretende recluir en una isla deshabitada a los criminales extranjeros que están pendientes de ser expulsados 

05 de Diciembre de 2018
Dinamarca enviará a los criminales extranjeros a una isla deshabitada 
Dinamarca enviará a los criminales extranjeros a una isla deshabitada 

Dinamarca tiene desde 2016 un centro en Kærshovedgård (península de Jutlandia) para los extranjeros pendientes de expulsión.

Sin embargo, debido a los graves problemas de delincuencia generados en la zona por los internos, ahora el Gobierno danés se ha decantado por destinar a los más peligrosos a una isla deshabitada.

La idea del Gobierno danés es habilitar un centro en la isla de Lindholm, para así recluir a los criminales extranjeros pendientes de expulsión. 

Dicha medida está dentro de un plan incluido en los presupuestos acordados entre el Gobierno liberal conservador y el xenófobo Partido Popular Danés para endurecer la política de inmigración. 

El objetivo es hacerle la vida “lo más insoportable posible” a este grupo de criminales extranjeros

El plan, que ha generado una gran controversia, afecta a peticionarios con solicitud de asilo rechazada que han cometido delitos graves y criminales extranjeros que no pueden ser devueltos a sus países porque no los aceptan o corren el riesgo de sufrir torturas.

“Los extranjeros que han abusado de la confianza de la sociedad danesa y han cometido actos criminales deben tener las condiciones más austeras posibles y ser controlados de forma consecuente”, asegura la ministra de Integración, Inger Støjberg.

El objetivo de Støjberg es hacerle la vida “lo más insoportable posible” a ese grupo de criminales extranjeros.

Anteriormente, la isla de Lindholm había sido destinada a experimentos con enfermedades contagiosas para animales.

Se destinarán 759 millones de coronas danesas (algo más de 100 millones de euros) durante los próximos cuatro años para limpiar la isla y adecuar el centro, que tendrá capacidad para 100 internos.

“Es una mala idea, simplemente traslada el problema de un lugar del país a otro”, ha declarado Mikael Smed, alcalde socialdemócrata de Vordingborg, municipio en que se encuentra la isla.