Es cierto que existen lugares verdaderamente fríos a lo largo del mundo en el que salir al exterior se convierte en toda una odisea si no vas lo suficiente preparado.
Pero en concreto, hay un sitio que se ha ganado el mérito al más frío del mundo después de registrar en el año 1983 la temperatura mínima de -89 grados.
Se trata de la Antártida, el cual está situado en el hemisferio sur y rodeado por el océano Antártico.
A este le sigue Rusia, lugar que también ha sorprendido a muchos de sus ciudadanos y visitantes con bajas temperaturas que han llegado incluso a los -72 grados.
Y es que estas temperaturas extremadamente bajas no son para nada beneficiosas para la salud, ya que el frío polar que se puede sufrir en estas zonas puede afectar tanto a la piel como al sistema circulatorio.
De hecho, al soportar temperaturas tan bajas se genera un situación de estrés en el cuerpo que provoca que los vasos sanguíneos se estrechen y se genere una carga cardiovascular.
A esto hay que añadirle el impacto negativo que tiene el frío sobre la piel, ya que su capa superior se congela y se forman grietas.
Por lo que para protegerse de los efectos nocivos que estas temperaturas pueden provocar en la piel, se recomienda no usar crema hidratante antes de salir a la calle.
Además, se sugiere hablar por teléfono a través de auriculares para no tener la mano desnuda durante mucho tiempo y nada más llegar a casa untarse la cara con aceite de oliva para evitar la aparición de grietas.