Gabriel Rufián está nervioso. Su credibilidad está en juego. Por eso está dispuesto a saltarse las más elementales normas del buen demócrata, algo de lo que él presume, recurriendo a la censura para salvar el pescuezo.
Las recientes investigaciones de la Guardia Civil han puesto sobre el tapete una serie de datos y conversaciones que dejan en muy mal lugar a prohombres y conseguidores del Procés en el llamado Caso Voloh.
Y ahí anda metido Rufián, enfangado de porquería en las cloacas de sus tejemanejes. Rufián sostiene que la investigación del Caso Voloh es un montaje y niega la mayor sobre el desvío de fondos para mantener al parásito Puigdemont.
Denuncia ante la Fiscalía
Y para quedar a salvo de la inmundicia que está saliendo en las últimas horas sobre los capitostes del Procés no ha tenido mejor ocurrencia que reclamar a la Fiscalía que se ocupe de que algún diario, como El Confidencial, no pueda publicar ninguna información relevante sobre sus fechorías y maquinaciones urdidas con personas relevantes de su entorno.
Algo tiene que ocultar cuando está tan nervioso y se parapeta el el derecho a preservar su intimidad. Rufián ha presentado una denuncia en la Fiscalía Provincial de Barcelona para evitar que salgan a la luz en los próximos días conversaciones comprometedoras suyas, seguramente porque sabe que ha sido captado y que lo que pueda salir no le dejará en buen lugar.
En su denuncia puede leerse lo siguiente: “los medios de comunicación mencionados [El Confidencial] dejen de publicar cualquier grabación de conversaciones privadas en las que me encuentre relacionado, así como que retiren de sus plataformas cualquier mención a estas, en protección de los derechos que me asisten y apelando en todo caso a mi condición de diputado en las Cortes españolas y la necesidad de proteger también la tranquilidad en el desarrollo de mis tareas de representación política”.
Rufián destroza a Aragonès
En las últimas horas se ha podido saber que la Guardia Civil interceptó en el pasado mes de marzo una conversación telefónica en la que Rufián destroza a Pere Aragonès, el presidenciable de ERC, por su escaso punch mientras reclama "meter whisky" (endurecer) el discurso de ERC contra JxCat.
Una cinta de audio descubre el mangoneo de Mediapro en TV3 ('la seva' de ellos)
La investigación gira en torno a conversaciones comprometedoras, alguna de las cuales ya ha visto la luz, como la de Pilar Rahola rajando contra el director de TV3 que le da de comer, Vicent Sanchis, o la de Tatxo Benet, el número dos de Mediapro, presionando ante David Madí para sacarle a TV3 800.000 euros por un documental que Mediapro tiene acabado y que la dirección de TV3 se niega a emitir.