La llegada de Laporta a la presidencia del Fútbol Club Barcelona estuvo acompañada de promesas en cuanto a grandes incorporaciones y nombres de alto que volverían a pasar por el Camp Nou. Si bien el actual mandamás de los Culés se encontró una situación más dramática a que esperan desde su cuerpo de trabajo, la realidad es muy distinta a la que Joan anunciaba hace solo unos meses.
Se fue Messi, también Griezmann, hubo que reducir sueldos como nunca en la historia de la entidad para inscribir a jugadores que llegaron a coste cero y se fracasó en la campaña para renovar a Dembelé. Así se llegó a un mes de enero donde si bien han existido movimientos, estos están lejos de ser lo que la gran mayoría de los Culés esperaban.
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Nadie niega que Laporta no sea el culpable de la crisis económica que se vive por Barcelona en estos días, pero tampoco pueden premiarse las promesas hechas para cambiarle la cara a un equipo que vive su peor momento en todo el siglo XXI.
Hubo fichajes en el mercado si, pero lejos están estos de ser lo que se había jurado que vendría. Dani Alves, Fabio Blanco, Ferrán Torres y ahora Adama Traoré (cesión) resumen la realidad económica de un equipo que no está ni cerca de poder pelear por los grandes nombres.
Los apuntados previamente sumarán sin dudas su granito de arena para revitalizar al equipo, pero no podrán salvo un milagro devolver al Barcelona a ese estatus de equipo de élite con se contaba hace no mucho por la ciudad condal. Pensando en el mercado de fichajes que se viene en verano, más de uno empieza a dudar.
¿Haaland, Salah?
Cuesta pensar que de verdad existan posibilidades económicas de pujar por dos figuras que buscan realizar un salto deportivo en su carrera y el mejor contrato que sus manos haya alguna vez firmado. La llegada del noruego costará más de 300 millones en 5 años y el delantero del Liverpool no piensa cobrar menos de 30 kilos por temporada, así de simple.
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“Voy a fichar a Haaland en verano”, le ha asegurado Laporta a su círculo más íntimo con la misma fuerza que afirmó la continuidad de hombres como Lionel Messi u Ousmane Dembelé. Puertas adentro quieren creer, pero la realidad es una sola y a día de hoy se hace más importante pensando en el futuro recuperar una economía golpeada que apostar por un fichaje de renombre.
¿Mentiras? ¿Falta de data? ¿Jugar con la ilusión? ¿Un movimiento político? Solo el tiempo dirá que significaron esas palabras de Joan Laporta en los últimos meses alrededor de la llegada de grandes nombres y apellidos a un Camp Nou que con una deuda de 1300 millones de euros, lejos está de poder permitirse a las figuras de este deporte.