Dante vino al mundo en 1265, una época de movimiento. Florencia era una ciudad que crecía muy rápido, era la más grande y rica de Italia, pero continuamente estaba envuelta en sangrientos combates entre los partidarios del emperador y los de Papa.
Con nueve años, el pequeño Dante se enamoró de Beatrice Portinari, un año menor. La vio apenas unas pocas veces y ambos se casaron con otras personas. Con su esposa Gemma tuvo cuatro hijos, pero tras la muerte temprana de Beatrice en 1290 comenzó a enaltecerla en sus poemas hasta el punto de ensalzarla a la divinidad en la "Comedia". Allí es donde encuentra a Beatrice en su paso por el paraíso y ella es quien le guía hasta el cielo.
Con los versos de la "Divina comedia" este poeta instruido no sólo esbozó una imagen plástica del cielo, el infierno y el purgatorio, sino que además supo entrelazar el conocimiento en ciencias naturales y en filosofía de la época con una historia de amor.
Esta es tal vez una de las razones por las que, aunque han transcurrido 758 años de su nacimiento, que se cumplen ahora, el poeta sigue siendo recordado y en su país, Italia, celebrado. Sobre todo, en su ciudad natal, Florencia, que lo desterró.
Pero desde lo más profundo del infierno, la "Comedia" pasa a la luz celestial y la Iglesia oficial se ha reconciliado desde hace tiempo con el crítico poeta. El papa Francisco dijo de él que era el "poeta de la esperanza" y destacó su "actualidad y su grandeza no solo artística, sino también teológica y cultural".