Las mayoría de las moscas mueren durante el invierno. Las que sobreviven, en forma de moscas o de larvas, aprovechan la subida de las temperaturas para reproducirse de forma rápida.
La gran población de moscas durante cada verano se debe a que cada pareja de este tipo de insectos puede tener unas 300.000.000.000 de mosquitas en solo una temporada.
Esto garantiza que, aunque en el invierno mueran la gran mayoría, el verano siguiente haya una gran cantidad de moscas que volverán a reproducirse de forma rápida y descontrolada.
Eso sí, las moscas 'desaparecen' a finales de verano. Cuando vuelven a bajar las temperaturas con motivo de la llegada del otoño, se reduce notablemente la población de moscas.
DESAGRADABLES PARA MUCHOS
Aprovechando que en verano se abren las ventanas debido a las altas temperaturas, las moscan entran en las viviendas y se convierten en 'compañeros de piso' incómodos para muchos.
Se calcula que por cada persona que habita en la tierra hay 17 millones de moscas. Su esperanza de vida oscila entre los 15 días y los dos meses, si están en condiciones óptimas.