A lo largo de la historia se han realizado múltiples experimentos para averiguar si la cabeza de una persona recién decapitada puede sobrevivir algunos segundos antes de morir.
Sin embargo los estudios no han sido concluyentes ni han arrojado luz sobre este tema. Y es que existen evidencias en los dos sentidos, tanto como que ha habido casos de personas que han mostrado síntomas de conservar la conciencia como de personas que no han dado muestras de seguir lúcidas tras ser ejecutadas.
En 1905 el Dr.Gabriel Beaurieux analizó la decapitación de un hombre llamado Languille y aseguró que "sus párpados y labios efectuaron contracciones irregularmente rítmicas durante cinco o seis segundos" y que, incluso al llamarlo por dos veces por su nombre, "levantó los párpados lentamente sin ningún tipo de contracción y enfocó sus ojos en él".
Esto coincide con la versión dada en 1989 por un veterano de la armada que estaba en un taxi en Corea cuando fue arrollado junto a un amigo por un camión. Según su testimonio su amigo fue instantáneamente decapitado y su "cabeza quedó mirando hacia arriba y desde mi posición observé que abría la boca y la cerraba dos veces. Su expresión fue de shock y confusión, seguida de terror y pena. No exagero si digo que sus ojos miraron primero a su cuerpo y luego me miraron a mí antes de morir"
Por todo ello la comunidad científica cree que durante 12 o 13 segundos las personas pueden llegar a mantener la conciencia tras ser ejecutadas de esta forma, aunque hay casos en los que no se produce este hecho. Algunas de estas situaciones gestuales producidas por la cara podrían deberse a simples fenómenos naturales y a contracciones espasmódicas resultado de la falta de oxígeno, no a actos conscientes de la persona.