Los meses antes del referéndum ilegal del 1 de octubre, el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, tomó la decisión de "reforzar" las "estructuras" del nuevo "Estado catalán".
Y es que una de las principales preocupaciones de los líderes independentistas en aquel momento era que Cataluña pudiese tener las estructuras que supliesen las funciones de las españolas en cuanto se produjese la ruptura entre la comunidad autónoma y el país.
Organismos como la Agencia Tributaria Catalana fueron los grandes beneficiarios de estos movimientos desde la Generalitat, viendo aumentar sus ingresos y, en muchos casos, su personal, con cuantiosos sueldos, para aumentar el apoyo al secesionismo que se estaba fraguando en aquellos momentos.
También Puigdemont y los suyos centraron sus esfuerzos en el panorama internacional, a través de lobbies e instituciones internacionales que mejoraran la imagen de Cataluña de forma internacional, llegando incluso a pagar a medios de comunicación para informar favorablemente sobre el golpe de estado catalán que estaba a punto de cometerse.
Ahora, un informe aprobado por la Sindicatura de Cuentas , titulado 'Empresas públicas, Consorcios, Fundaciones y Entidades Autónomas no administrativas de la Generalitat. Análisis de las cuentas. Ejercicio 2017' detalla cuánto costó este esfuerzo independentistas a las arcas de la comunidad autónoma.
Millones invertidos inútilmente
Según este informe, la Agencia Tributaria de Cataluña (ATC) fue la gran beneficiada en este periodo del mandato de Carles Puigdemont.
Y es que se expandió la idea, gracias a los líderes independentistas, de que si el Govern lograba recaudar todos los impuestos a través de esta agencia, la independencia sería inevitable, pudiéndose financiar el nuevo Estado catalán con sus propias arcas públicas.
Así pues, el presupuesto de la ATC se disparó entre 2016 y 2017, pasando de 35,8 millones a 93,9 millones de euros, y creando casi 300 nuevos trabajos; el gasto de salarios en la entidad, por su parte, ascendieron de 15,3 a 21,1 millones de euros.
En el campo internacional (en el que se lobbies, think tanks, etc.) la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD) duplicó su presupuesto, hasta los 17,4 millones de euros. En este sector, no estaba incluido el Diplocat, la red de 'embajadas' catalanas, que eran financiadas a través de otros departamentos. ("La ruina y el caos español nos arrastrará". ¡¡Otro gilipollas que utiliza a los muertos para hacer campaña separatista!!)
Las telecomunicaciones fueron el punto clave de la "guerra" independentista, destinando la Generalitat más de 400 millones de euros al Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI), el cual tenía como principal objetivo la seguridad de las comunicaciones y la seguridad de que se pudiese realizar el conteo de votos del referéndum.