Cuando se recuperó se lo llevó a casa, y se dio cuenta que no sabía convivir con humanos. La seguía por todas partes y solo quería abrazos. Llegaba el momento de buscarle una casa donde lo quisieran. Contactó con una mujer de Alemania que quería un perro que se llevara bien con los niños.
Su rescatadora lo había llevado a la playa con sus mascotas y vio que le gustaban los niños y jugaba con algunos que había por allí. Ya recuperado del todo, viajó hacía Alemania, a su futuro hogar. Al principio fue un poco intensa la situación, pero poco a poco se acostumbró a sus nuevos amigos humanos, a los niños y a las demás mascotas de la casa.
Había pasado un año desde que llegó a su nuevo hogar en Alemania y su rescatista aprovechó un viaje a este país para visitarlo. Creía que no la reconocería, pero no fue así. Fue muy emotivo, ya que en cuanto la vio, la reconoció. Fue un encuentro cargado de amor y agradecimiento.