Y es que no le preocupa no ser una de las estrellas mejor pagadas del celuloide, ni tampoco los problemas de salud que le ha traído su profesión. Como los dolores crónicos de espalda por el derrame que sufrió en su espina dorsal tras una caída en el rodaje de ‘Syriana’ o el par de ataques de malaria tras contraer la enfermedad en Sudán.
Además, afirma tener el colesterol un poco alto, pues «no me gusta el ejercicio ni el gimnasio. Prefiero el baloncesto o la bicicleta, aunque durante los rodajes tengo que hacerlo. Mis pequeños vicios son vegetar los fines de semana comiendo porquerías y viendo la peor televisión del mundo.
Y también reconoce que "soy una persona que pierde rápido la paciencia y que también tiene síndrome de atención deficitario. Aunque sobre todo me siento intimidado por todo el talento que me rodea. Me da una envidia sana. Y tengo pavor al fracaso".
Aunque lo que explicó después no soon "defectos" son costumbres:
Sólo soy un tipo que sale de juerga con los amigotes el viernes por la noche, monta alguna pelea cuando se carga más de la cuenta y que de vez en cuando le da un toque a su Harley Davidson. Lo normal.
Me he acostado con demasiadas mujeres, me he metido demasiadas cosas y he estado en demasiadas fiestas como para presentarme a ningún cargo político.
La relación con mi cerdo Max es estupenda, llevamos 12 años juntos. Me salvó de un terremoto despertándome con sus gruñidos para abandonar la casa, cosa que hice en pelotas, y es la mejor relación que he tenido nunca.