Casi no se aguanta en pie, estaba llena de pulgas y garrapatas, incluso había un hueso de la cadera que había empezado a perforarle la piel.
Su aspecto era dramático, pero su actitud era de luchadora. Quería vivir. Poco a poco le van dando de comer y su aspecto mejora.
Parece imposible que haya resistido tanto. En algún rincón de su alma, aún confiaba en las personas y las que la han recogido le han hecho recuperar la confianza en el ser humano.
Se merece lo mejor, que nunca más tenga que pasar hambre y que en su nuevo hogar la traten como se merece. Ya tiene nuevos amigos y juega con ellos.