
Eugenia, la hija de Bertín Osborne, le abroncó por la muerte de su madre
Eugenia Osborne ha recordado a su madre, Sandra Domeq, y el día de su fallecimiento
Estamos acostumbrados a la presencia en la prensa rosa de Bertín Osborne. El cantante y presentador es habitual de las noticias del corazón, sobre todo por sus relaciones. Sin embargo, no es tan habitual ver a una de sus discretas hijas. En este caso ha sido Eugenia Osborne quien ha aparecido en la televisión, y ha recordado una bronca con su padre.
Eugenia ha sido la invitada del programa de Mitele, ‘Madres desde el Corazón’, presentado por Cruz Sánchez de Lara. En una entrevista de lo más personal, Eugenia ha repasado su experiencia como madre. Pero también ha recordado el papel de Sandra Domeq, su madre. Hay que recordar que Bertín Osborne y Sandra Domeq se casaron en 1977. Tuvieron cuatro hijos, de los cuales perdieron al primero, Cristian, al poco de nacer. Alejandra, Eugenia y Claudia, son el fruto de esa relación.

Eugenia culpa a Bertín
En el programa, Eugenia ha recordado con cariño el papel de su madre. “Éramos su vida, nació para ser madre”, cuenta emocionada. Una relación familiar que nunca se rompió a pesar del divorcio con Bertín en 1991. “Hablaban todos los días por teléfono, se querían mucho, eran como íntimos amigos”, asegura la empresaria. Pero hay un recuerdo en el que Eugenia no puede perdonar a su padre. Y tiene que ver con el día del fallecimiento de Sandra Domeq.
En 2003 Sandra fue diagnosticada de leucemia, una enfermedad con la que combatió hasta el 13 de agosto de 2004. Ese momento fue uno de los más duros de la vida de Eugenia, sobre todo porque se enteró por la prensa. Algo que no pudo perdonar a su padre. “En esos momentos mi padre estaba intentando hacerlo bien, se estaba esperando a llegar a casa para contárnoslo. Él estaba con Alejandra, que se encontraba destrozada, ten en cuenta que fue ella quien cuidó a mi madre”. Pero Bertín no pudo llegar a tiempo, y ella se enteró por la televisión.

“Llegó mi padre y llamó al timbre, algo que nunca hacía, y se quería morir de pensar que me había enterado por televisión", explica. "Le abrí la puerta, le eché la bronca y cuando terminé, él estaba con los ojos rojos y la lágrima cayendo. Y me dijo: '¿Me puedes dar un abrazo?'. No fui capaz de llorar en todo el día, estuve súper enfadada”.
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