Muchas personas tienen manchas en la piel. Pueden aparecer por alteraciones hormonales, por tratamientos médicos o por una exposición prolongada al sol. Esta última suele ser la principal causa y se da, sobre todo, en verano.
Durante el verano estamos más expuestos a empezar a sufrir de alteraciones en la pigmentación de la piel. Para prevenir las manchas por exposición prolongada al sol hay que echarse protector solar con un factor de protección elevado. De esta forma, se evita el aumento de la actividad de las células productoras de melanina, que son las causantes de la pigmentación en la piel.
Si ya tengo manchas en la piel
Lo primero que hay que determinar es el origen de las manchas en la piel. Para ello, lo más recomendable es acudir a un médico para que pueda validar qué tipo de manchas posees y cuál es su tratamiento adecuado.
Los tres tipos de manchas más habituales son el melasma, las pecas y los lentigos solares. Los últimos pueden ser malignos por lo que es fundamental un diagnóstico temprano para evitar problemas mayores en el futuro.
De acuerdo al tipo de manchas, existen tratamientos tópicos específicos que se basan en componentes activos como el ácido kójico (inhibidor de la melanina y muy efectivo para minimizar las manchas rojizas que quedan tras el acné). El ácido lipoico (son eficientes para eliminar las manchas de la piel).
Cuando los tratamientos tópicos no surten efecto, se puede recurrir a procedimientos especiales como en Nano láser, que mejora la textura de la piel a través la eliminación de una delgada capa de la piel deteriorada.