Los vibradores son utilizados en la actualidad para el placer femenino pero no siempre ha sido así. Su origen data del 1879 y se crearon como medicamento para curar una supuesta enfermedad femenina.
Dicha enfermedad era la "histeria femenina". Muchos pensaban que la sufrían las mujeres cuando estaban irritables y recurrían a los vibradores para poner fin a este 'problema de salud'.
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La "histeria femenina" nace de un antiguo mito griego en el que se aseguraba que el útero no estaba estático en el cuerpo de la mujer, sino que iba deambulando y causando distintas enfermedades.
En la época medieval se pensaba que lo que provocaba la "histeria femenina" era la abstinencia sexual y, a partir de ahí, comenzaban todos los síntomas de la enfermedad.
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Los primeros remedios eran las relaciones sexuales para las mujeres casadas y los masajes de una comadrona que se impregnaba el dedo en aceite y tocaba la zona íntima de la mujer hasta alcanzar el clímax.
Sin embargo, este problema pasó a ser considerado una pandemia y cualquier comportamiento que se saliera de lo establecido se relacionaba con la "histeria femenina".
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Los médicos siguieron acariciando el clítoris a las mujeres 'enfermas' hasta alcanzar el orgasmo y las comadronas continuaron con sus masajes pero se buscó una solución ante tantos casos.
En 1879, el médico británico Mortimer Granville se cansó de masturbar manualmente a las mujeres y patentó el primer vibrador con forma fálica, que se convirtió en todo un éxito.
En menos de diez minutos
En menos de diez minutos, el vibrador conseguía aliviar a las mujeres y eso llegó a oídos de la empresa 'Hamilton Beach', que comenzó a fabricar vibradores de distintos tamaños.
Hasta los años 20, las ventas crecieron exponencialmente aunque hay que recordar que en esa época se utilizaba únicamente con fines médicos. En la actualidad, ha pasado a ser un producto para dar placer a las mujeres.