En algunas culturas los apellidos se utilizan como nombres de familia para relacionar a la persona con sus allegados.
Pero si echamos la vista atrás, se trata de una tradición de la que no son muy claros sus orígenes.
Y es que se cree que proviene de China en el año 2852 a.C. cuando el emperador Fu Xi los estableció para así facilitar el censo de los ciudadanos.
Por lo que años después, los romanos y griegos instauraron un sistema muy parecido de identificación.
Pero si nos referimos a los apellidos en el sentido moderno, estos se establecieron en la Irlanda medieval.
De hecho, el primero que se registró fue en el año 916 y fue Ó Cleirigh.
Con el paso del tiempo y el aumento del censo, los apellidos se fueron adaptando a la población como un sistema de procedencia o referencia a la familia paterna hasta tal punto que terminaron exportándose al resto del mundo en el Renacimiento.