"Que el presidente de Cataluña se pasee por el Parlament exigiendo ceses es de república bananera".
Así de contundente se ha pronunciado el ex secretario de comunicación del Govern de Artur Mas, Josep Martí Blanch, en un artículo en 'El Periódico', sobre la reclamación de cese que ha hecho Torra al secretario general del Parlament, Xavier Muro. (Todo por la pasta: Frigo y los suyos serán supremacistas 'disfrazados')
Y es que, para el ex secretario, esta última exigencia de Torra no es más que un nuevo apartado en "la colección de despropósitos que han guiado su mandato hasta ahora, y que continuarán haciéndolo hasta que abandone el sillón presidencial".
Según Blanch, el president persiguiría un único objetivo: "Destruirlo todo, o al menos intentarlo" ha lamentado en el artículo.
Además, el ex secretario de Artur Mas ha querido remarcar que el fin del mandato de Torra, impuesto por el "bingo de Waterloo", está a punto de terminar, ya que el president "será inhabilitado, aunque tarde y mal" tras su incumplimiento al retirar la pancarta independentista del parlament, cosa que "terminó efectuando". (TV3 nos toma por gilipollas y dice esto sobre la sentencia del caso Palau)
"Así que baje los humos" ha criticado, lanzando una puñalada directa al aún dirigente de la Generalitat de Cataluña.
Un llamamiento al independentismo "paciente"
Ante la nefasta gestión de Quim Torra, Blanch ha querido hacer un llamamiento a la ciudadanía independentista.
"El independentismo paciente, que sabe sonreír y que ve el mundo en color, no en el blanco y negro de una Cataluña que murió hace tiempo, haría bien en no protegerse en el silencio táctico" ha asegurado, a la vez que ha insistido en la necesidad de no dejarse doblegar por el secesionismo que "vive en 2020 como si fuera 1714 o 1939". ("Republicanos asintomáticos". Pere Aragonès se cachondea de la monarquía y el coronavirus)
A su vez, ha recordado a Quim Torra que es su "obligación" como presidente mantener la lucha independentista "sin situar los servidores públicos en la tesitura de incumplir sus obligaciones legales", tal y como hiciera en el deafío independentista del 1-O, que acabó con la aplicación del artículo 155.