No había mejor manera para celebrarlo que con una buena cerveza fría. Jennie Stejna, de origen polaco pero que emigro a los Estados Unidos, fue la primera de su residencia en dar positivo por coronavirus.
Tres semanas de angustia
Jennie fue traslada a una habitación individual y un miembro del personal sanitario se pasó 24 horas con ella, animándola a seguir luchando y resistir la enfermedad. Pero la fiebre no le baja y seguía enferma.
El pronostico era tan malo que la residencia llegó a llamar a la familia para comunicarles que lo más probable es que la abuela perdiera la vida.
Último adiós
La familia se personó para dedicarse su último adiós. Adam Gunn, uno de sus hijos, le preguntó si estaba preparada para ir al cielo, pero con el humor que le caracteriza, respondió: “no, lo que estoy es preparada para ir al infierno”.
Pero llegó el milagro y el 13 de mayo la fiebre desapareció por completo. Ya no había coronavirus. El personal sanitario de la residencia lo quiso celebrar con ella, dándole una buena cerveza fría tal y como le gusta.