Seguramente en alguna ocasión habrás experimentado cierto agotamiento o pereza a la hora de realizar alguna actividad.
Y es que estos son estados muy comunes pero que muchas veces tienden a confundirse.
¿Qué diferencias hay entre el agotamiento y la pereza?
El agotamiento se suele dar con síntomas fisiológicos como dolor de cabeza, calambres o sequedad en los ojos. Este se manifiesta cuando se realiza algún ejercicio físico o actividad durante mucho tiempo.
Por ejemplo, esto suele ocurrir cuando una persona está trabajando más horas de las necesarias.
En este caso, las personas que tienen como profesión el ayudar a los demás como son los sanitarios, rescatistas o psicólogos son más propensas a sufrir agotamiento.
Por otra parte está la pereza. Esta se da cuando la persona no está lo suficientemente motivada en el trabajo pero no tiene más remedio que seguir ejerciéndolo por su situación económica.
¿Se puede controlar el agotamiento?
Esta es una afección de la que sí se puede mantener el control si se toman cartas sobre el asunto a tiempo.
Por lo que antes de que la situación desencadene en una depresión o apatía, lo más recomendable es cuidar tanto de la salud física como de la mental.
Además, mucha gente cae en la trampa de cogerse unos cuantos días libres para recuperarse cuando es totalmente falso.
Para conseguir descansar del todo, la persona que sufre agotamiento necesita unas largas vacaciones y cambiar de ubicación, entorno, desconectarse por completo de las tareas laborales y dirigir su atención a otras áreas de su vida.
Consejos para combatir el agotamiento
Para tener una rutina más llevadera y no llegar a altos niveles de agotamiento existen unos tips fundamentales. Estos son los siguientes:
-Equilibrar responsabilidades y esfuerzos.
-Ser honestos y pensar por qué te esfuerzas tanto a pesar de tus posibilidades.
-Date un descanso.
-Una vez que salgas del trabajo evita pensar en el mismo durante tu tiempo de ocio.