“Dormía cada noche en un sitio diferente”, decían sobre el ‘califa del terror’ del Estado Islámico Abu Bakr Al Bagadi (48 años), que decidió volarse por los aires junto a tres de sus hijos al verse acorralado en un túnel sin salida por las fuerzas especiales de EE.UU.
Al Bagdadi, líder de Daesh, era el yihadista más buscado del mundo por Estados Unidos y llevaba años huyendo y escondiéndose.
Finalmente, fue eliminado el pasado domingo dentro de la operación 'Kayla Mueller’ al detonar su cinturón de explosivos.
Cercado en Barisha
Ibrahim Awad Ibrahim Ali Al-Badri, más conocido como Abu Bakr Al Bagdadi, fue acorralado por las fuerzas especiales estadounidenses en Barisha, una remota ciudad del norte de Siria a cinco kilómetros de la frontera con Turquía.
Al Bagdadi acabó escondido en el fondo de un túnel sin salida junto a sus tres hijos, a los que usaba como escudo humano.
Soldados de las fuerzas especiales estadounidenses saltaron desde ocho helicópteros y aterrizaron de madrugada sobre un campo de olivos vecino a la modesta casa en la que se escondía Al Bagdadi.
Tras volar uno de los muros de la casa se produjo un tiroteo y los militares estadounidenses acabaron con las escasas defensas con las que contaba Al Bagdadi.
El ‘califa del terror’ se escondió junto a sus hijos en uno de los tres túneles que había bajo la casa.
Abrazó a sus hijos y detonó el chaleco
Cercado, Al Bagdadi se abrazó a sus hijos utilizándolos como escudos humanos.
Los perros detectaron su olor y los militares le pidieron -en árabe- que se entregase.
Ya sin escapatoria posible, Al Bagdadi decidió volarse activando el chaleco de explosivos que portaba acabando con su vida y con la de sus tres hijos.
El túnel se hundió sobre sus cuerpos descuartizados.
Pruebas de ADN
Acto seguido, los militares estadounidenses procedieron a la identificación de los restos con muestras de ADN del líder yihadista y regresaron a los helicópteros sin lamentar bajas ni heridos.