"Se fue de plató en plató y se ganó un montón de dinero a costa del honor que yo había mancillado'. Con estas palabras, se refiere a uno de los momentos más duros vividos en 'Tómbola' y no se corta al decir que Carmen Sevilla 'es mala, malísima'.
El Tribunal Supremo ha aprovechado una sentencia en la que confirma una condena impuesta a la periodista Karmele Marchante para recordar a la "prensa rosa o del corazón" que no puede insultar ni acusar sin fundamento, pese a que, en ocasiones, se relaje la protección de la intimidad y del honor ciertos personajes famosos.
El alto tribunal considera que, si bien la proyección pública de algunas personas las lleva a soportar ciertos niveles de crítica y de censura, ello no autoriza a imputaciones intolerables, como la calificación de "descerebrada" que Karmele le espetó a la actriz Carmen Sevilla.
Marchante recurrió al Supremo, y la Sala de lo Civil del alto tribunal mantiene la condena, aunque rebaja la publicación de la rectificación sólo a la web de la periodista. El fallo considera las manifestaciones vertidas en la página personal de Marchante tienen una mayor gravedad por ser un texto escrito y, "por consiguiente, meditado". "Ni siquiera cabe discurrir acerca de la improvisación del momento de las intervenciones, en radio o en televisión, que tienen lugar en directo", apuntaba la sentencia.
Asimismo, señala la resolución que "se vierten una serie de consideraciones claramente ofensivas e injuriosas, e incluso alguna de ellas de posible calificación como calumnia". Unas opiniones que la periodista encuadraba en su derecho a la libertad de expresión.
Además, el Supremo considera que no tiene "la más mínima justificación ni explicación, enredar sin fundamento alguno a los padrinos de ONG en las posibles torpezas o conductas ilícitas (en este caso hipotéticas) de algunos de los gestores".