Encontró al cachorrito en la calle. Lloraba de dolor y cojeaba. Tenía una patita rota y una gran infección hizo que le amputaran un poco la pata. Lo llevo rápidamente al veterinario.
También tenía un ojo con una gran infección. Lo pusieron en tratamiento y mejoró. No podía separarse de él, era un bichito tierno y cariñoso.
Poco a poco se fue recuperando, aunque el problema de la patita no se podía solucionar. Se quedaría un poquito cojo. Una vez en su casa, el perrito se relajó y tenía dos amigos para jugar. Los gatos de su dueña lo querían.
Ahora es un perrito feliz y la mujer que lo recogió dijo que ella le ha cambiado la vida al cachorro, pero el cachorro se la había cambiado a ella. El amor tan dulce y puro que le da no es comparable a nada.