Hasta el 22 de marzo, Boris Johnson mantenía que el Reino Unido se encontraba libre del peligro del coronavirus, afirmando que únicamente eran necesarias leves precauciones, como el "distanciamiento social" de dos metros en las calles, inmunizando a la población a base de contagios controlados.
El líder de Reino Unido imponía así únicamente el confinamiento durante doce semanas a los ciudadanos mayores de 65 años y con patologías de riesgo previas, lo que involucraba, según el Servicio Nacional de Salud, a unos 1,5 millones de ciudadanos únicamente en Inglaterra.
Sin embargo, el día 23, el escepticismo del primer ministro británico se convirtió en un crudo regreso a la realidad.
Tras detectarse 967 nuevos casos en el país, y se elevara la cifra de fallecidos por coronavirus a los 335, Johnson cambió radicalmente la posición del Gobierno frente al coronavirus, imponiendo una dura cuarentena, de aplicación inmediata, con fuertes restricciones, como el cierre de comercios o la prohibición de reuniones de más de dos personas.
"Sé el daño que hace y hará a la vida de la gente, a sus negocios y a sus empleos" afirmaba en ese momento el primer ministro "la forma de seguir adelante es dura, y sigue siendo cierto que tristemente se perderán muchas vidas".
Una nueva bofetada de realidad
Ahora, Boris Johnson ha recibido una nueva bofetada del coronavirus, esta vez en sus propias carnes.
Y es que el primer ministro ha admitido, a través de las redes sociales, que ha dado positivo en el test del Covid-19, después de experimentar ciertos síntomas leves de la enfermedad.
Eso sí, ha afirmado que seguirá la cuarentena en el número 10 de Downing Street, y seguirá al mando del manejo de la crisis sanitaria por parte del Gobierno británico, según fuentes del Ejecutivo.
"Juntos venceremos esto" ha afirmado el primer ministro en Twitter, donde ha cambiado su nombre de perfil, incluyendo ahora el hashtag de #quédateencasa británico, "#StayHomeSaveLives".