¡Quién lo iba a decir! La protección del casoplón en Galapagar de Pablo Iglesias, también conocido como "El Marqués de Galapagar" no sólo ha dejado de ser un tema engorroso en la Guardia Civil, sino que se ha convertido en un destino por el que todos suspiran. Servir al "marqués" es sinónimo de buena suerte.
En las últimas semanas cinco agentes que han prestado sus servicios en los aledaño del casoplón de Iglesias han sido ascendidos a sargento. Y explica El Español que hay cola de voluntarios para defender la fortaleza de El Coletas. (¡Vaya jeta! El Marqués de Galapagar no repara en gastos y protege su mansión con cinco coches de la guardia civil)
El ascenso a sargento es más fácil sirviendo a Iglesias
La versión oficial es que los agentes tienen muchas horas muertas cumpliendo tareas de vigilancia y que ahí encuentran tiempo para preparar los exámenes para un ascenso de rango dentro del cuerpo.
Por eso, va muy buscado el destino de Galapagar, que es sinónimo de ascenso, a pesar de que las condiciones de trabajo no son las mejores, dado que los agentes desplazados apenas disponen de una garita en la que han sufrido los rigores del calor en verano y del frío en invierno. (Dejan un cagarro como regalo en el buzón del palacete del Marqués de Galapagar)
Pero al margen de esta "anécdota", el servicio es muy relajado. Apenas hay trabajo y hay tiempo para dedicarlo a otros menesteres, como la de preparar oposiciones.
Sólo estos días, con presencia de manifestantes y caceroladas, ha interrumpido la plácida actividad de los defensores del orden en las inmediaciones del casoplón, pero se trata de un "contratiempo" puntual que volverá a dejar paso a la tediosa rutina.
Un agente ha explicado a El Español las ventajas que para la Guardia Civil tiene ejercer la vigilancia de la mansión de los Iglesias-Montero: "No es extraño. Hay unidades que por su escasa carga de trabajo facilitan un tiempo importante para el estudio. Pasa en más sitios, como cárceles, algún aeropuerto y puestos de la España profunda. Apenas hay unas pocas viviendas en torno al lugar que tienen que proteger. A las pocas semanas, ya conocíamos a los vecinos de Pablo Iglesias e Irene Montero, y por ello la labor se tornó mucho más relajada. Había tiempo para otras cosas... Ahora mismo hay compañeros en lista de espera para hacer el servicio de Iglesias. Son voluntarios. La llegada de los nuevos habitantes a la zona supuso todo un reto de seguridad". (Este es el dinero que Iglesias y Montero deben a los bancos por su casoplón en Galapagar)