Oriol Junqueras, Raúl Romeva, Jordi Sánchez, Jordi Cuixart, Joaquim Forn, Jordi Turull y Josep Rull, los presos golpistas catalanes que ingresaron en la penitenciaría de Soto Del Real poco antes del inicio del Juicio del Procés, después de su estancia en la cárcel amiga de Lledoners, reciben trato de favor según otro de los reclusos ilustres en esa prisión, el extesorero del PP Luis Bárcenas.
Bárcenas, así como Rodrigo Rato, comparte con los presos catalanes el módulo 10 de Soto del Real. La convivencia entre ambos y los catalanes es cordial, legando a compartir café, misa y confidencias, según desvela el portal Extraconfidencial.
Sin embargo, Bárcenas tiene quejas respecto al trato de favor que reciben sus accidentales 'colegas'. Según esta fuente, la defensa de Luis Bárcenas estaría realizando filtraciones para denunciar ese supuesto trato de favor.
Fuentes de Soto del Real habrían relatado que la defensa de Bárcenas filtra a través de mensajes de Whatsapp una serie de privilegios que disfrutarían Junqueras y sus amigos en el centro penitenciario.
La denuncia especifica que los presos catalanes "disponen de ordenador personal y que en sus celdas se deja la puerta abierta todas las noches. Además, se asegura que se han comprado bicicletas estáticas nuevas para ellos", afirma Extraconfidencial.
En concreto, en esos mensajes se afirma que todos ellos disponen de su ordenador personal, y que en sus celdas se deja la puerta abierta todas las noches. Además, se asegura que se han comprado bicicletas estáticas nuevas para ellos.
La versión de Soto del Real
Las autoridades de Soto del Real, sin embargo, desmienten la información filtrada por la defensa de Bárcenas y acusan al entorno del ex tesorero de “manipular la realidad a favor de sus propios intereses”.
Según esa versión la práctica de dejar las puertas abiertas en las celdas por la noche “se practica en los módulos de respeto de toda España”, por lo que “no es ningún tipo de trato de favor”.
Y respecto a la compra de las bicicletas estáticas, afirman que se hizo a principios de año, cuando los presos catalanes no estaban encarcelados en sus dependencias. Y sobre el uso de ordenadores, afirman que “fue autorizado de forma expresa por el juez”, por lo que la dirección de la cárcel “no podía inmiscuirse”.