En cuanto lo vio supo que tenía que salvarlo. Tenía tanta sarna que parecia un perro de piedra.
Les costó mucho cogerlo, pero al final lo consiguieron. El veterinario les dijo que tenía un caso de sarna severo.
Empezaron a medicarlo y poco a poco su aspecto fue cambiando.
La persona que la habia acogido tenia que viajar y conoció a su nueva madre humana en la playa.
Cuando se lo llevó a casa, pronto aprendió a ser un perro. No sabía como acurrucarse en su cesta, ni sabía jugar, pero el perro de la casa le enseñó.
Crumb que asi se llamaba habia encontrado la felicidad.