Ada Colau se ha convertido, por méritos propios, en la peor alcaldesa que se pueda encontrar dentro de la historia reciente de Barcelona; una idea en la que, sorprendentemente, coinciden los partidos constitucionalistas y el independentismo catalán.
Y es que la gestión de la alcaldesa podemita en la Ciudad Condal no solo ha provocado un fuerte incremento de la inseguridad y la violencia en las calles barcelonesas, sino que también ha provocado que la economía de la capital catalana caiga en picado, sumiendo a Barcelona en una pobreza sin precedentes.
Un 'logro' de Colau que se puede explicar gracias, no sólo a su nefasta gestión del Covid-19, sino a la obsesión de la podemita por rechazar cualquier propuesta que pueda suponer una inversión multimillonaria en Barcelona.
Es el caso del famoso Hermitage: un proyecto, que podría haber supuesto una inversión de más de 50 millones de euros para la Ciudad Condal, pero que ha acabado hundiéndose antes de comenzar debido al pasotismo y el rechazo que han recibido sus promotores por parte del Ayuntamiento de Colau, habiendo decidido abandonar el proyecto en Barcelona y trasladarlo a otro punto de la geografía española.
Del mismo modo, Barcelona se quedaba sin ampliación del aeropuerto de El Prat, por culpa de Ada Colau y Pere Aragonès, que rechazaron en firme la posibilidad de este crecimiento del aeropuerto, aunque ello hubiera aportado al PIB catalán más de 47.000 millones de euros.
Los juegos Olímpicos, en peligro
Así mismo, desde su llegada al Consistorio barcelonés, Ada Colau ha impuesto un plan urbanístico que ha hecho perder a Barcelona la apertura de dos nuevos hoteles de lujo, un Hyatt en la torre Agbar y un Four Seasons en el antiguo edificio del Deutsche Bank, con unas pérdidas de cerca de 300 millones de euros.
También la nefasta gestión de Colau ha provocado que Barcelona haya perdido la posibilidad de acoger la sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), y la subsede de la Agencia Europea de Meteorología.
Pérdidas millonarias de inversión que actualmente sufren los ciudadanos barceloneses, que ven como la capital catalana, lejos de su antiguo esplendor, vive ahora en una continua debacle económica, provocada por los independentistas de la Generalitat y la alcaldesa de la ciudad, que ahora, podría verse agravada por la candidatura Barcelona-Pirineos para los próximos Juegos Olímpicos de Invierno 2030.
Un proyecto, de nuevo, que podría conllevar una inversión de miles de millones de euros para Cataluña y su capital, que podría irse al traste debido a los intereses partidistas y nacionalistas de los dirigentes de Cataluña, que vuelven a demostrar así que su único interés es llenarse los bolsillos, aunque ello suponga empobrecer a la autonomía de manera histórica.