En algunos Estados de Estados Unidos el consumo de marihuana se ha legalizado. Es el caso de California, donde en 1996 se legalizó el uso terapéutico y en 2016 el uso recreativo.
Desde ese momento, la industria del cannabis no ha parado de crecer. Hay grandes invernaderos, fábricas y tiendas ‘especializadas’ destinadas a la venta de esta sustancia.
Legalizada e introducida en el sistema capitalista
Los norteamericanos han encontrado la manera de ingresar más dinero. El mercado negro sigue existiendo, pero está libre de impuestos. Ahora, con la regularización de este estupefaciente, la cantidad de dinero que se mueve es mucho mayor y transparente.
Pero no sólo para el Estado. La industria está creciendo exponencialmente. Las ventas en los locales son mayores cada mes. Los inversores neoyorquinos ya empiezan a confiar en el mercado.
El pez gordo se come al pequeño
Pero no todo es oro lo que reluce. Los propietarios de pequeñas plantaciones o fábricas son conscientes que en menos de 2 años las gigantes como las farmacéuticas o las tabacaleras les acabaran absorbiendo el negocio.
Y no les quedará más remedio que vender, porque sino, su cuota de mercado se reducirá sustancialmente y no podrás hacer frente a los precios competitivos de las grandes, con unos costes mucho más menores.
"Una droga de entrada a las demás drogas"
Por otro lado, los que se oponen a la legalización, tienen miedo. Temen que la legalización de “una droga de entrada a las demás drogas”. Pero no se refieren en la industria, sino al consumidor.
Sus hijos podrían engancharse a una droga mucho más peligrosa que el cannabis si llegan a punto de saturación, en la que ya no les estimule lo suficiente.