Emiliano García-Page ha deshecho el matrimonio que mantenía con su mujer durante más de veinte años. El barón socialista ha puesto fin al vínculo que le unía con Yolanda Fernández, hija del famoso e importante empresario Ramón Fernández Espinosa, uno de los primeros alcaldes de Puertollano con la llegada de la Transición a la democracia en nuestro país.
Lógicamente, la ruptura del matrimonio ha obligado a García-Page a marcharse por la puerta de atrás de la que había sido su casa hasta entonces, buscando un nuevo domicilio en el que asentarse. Sin embargo, no ha escogido una opción precisamente humilde: el barón socialista, presidente de Castilla-La Mancha, vive desde 2020, fecha de la separación, en la lujosa y discreta urbanicación de La Legua.
Durante los meses más duros de la pandemia, con la pareja ya inmersa en los trámites para romper su matrimonio, García-Page no dudó en fijar su residencia en el Palacio de Fuensalida. Mientras los españoles sufrían por llevar un plato de comida a sus casas debido al cese de casi toda actividad económica, el presidente de Castilla-La Mancha se rodeaba de lujos para vivir cómodamente y abstraerse de la cruda realidad del país y de, por tanto, su Comunidad autónoma.
Emiliano García-Page es un enemigo confeso de Pedro Sánchez, a pesar de que compartan el mismo partido. Ya desde el principio, no hubo conexión entre ambos, a pesar de que guardan las apariencias como en las elecciones autonómicas, donde se supone que el secretario general debe apoyar a su candidato. Sin embargo, esta relación fallida, al igual que su matrimonio, es también culpa del propio García-Page.
El presidente de Castilla-La Mancha ha sido despiadado con el hoy presidente del Gobierno, obviando cualquier posible acto de camaradería para con un compañero de partido que puede necesitar el apoyo de los barones de dicha formación política. La animadversión de García-Page por Sánchez le ha hecho cometer auténticas locuras, hasta tal punto que la oposición a las decisiones del hoy presidente del Gobierno son totales.
El propio García-Page fue uno de los instigadores en el destronamiento de Pedro Sánchez como líder del Partido Socialista en uno de los momentos más convulsos de la política española, y su nombre comenzó a cobrar fuerza para hacerse cargo de la secretaría general del PSOE. Nuevamente, García-Page fracasó en su intento de llegar a cotas más altas dentro de la formación socialista y ahora descarga todo el resentimiento acumulado criticando sin cesar al presidente del Gobierno, fracasando en su matrimonio y con una cuestionable gestión de la Comunidad Autónoma que se supone que gobierna.