La hospitalización de Baham Ghali, líder del Frente Polisario, en un hospital de Logroño, en España, hace casi un año, provocaba una de las peores crisis diplomáticas entre España y Marruecos que se recuerda.
Y es que el Gobierno marroquí, con intereses históricos sobre el Sáhara, veía en la ayuda española a Ghali una inclinación del Gobierno nacional hacia los intereses del pueblo saharaui, lo que provocaba que, en su enfado, Marruecos decidiera abrir las fronteras del país, y forzar la migración ilegal de miles de personas hacia Ceuta, en un claro castigo a España.
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Tensión internacional entre ambos países fronterizos que, de forma sorprendente e inesperada, cerraba el Ejecutivo de Pedro Sánchez este viernes a última hora, llegando a un 'acuerdo' entre ambos países, en el que España reconocía la propuesta de Rabat sobre el Sáhara como la "base más seria, realista y creíble para la resolución" del conflicto.
Acuerdo que, a pesar de conseguir la 'paz' con Marruecos, supone un cambio radical en la posición histórica de España sobre el Sáhara, ya que hasta ahora, el Gobierno español se había mantenido en una posición neutral sobre la cuestión.
Pérez-Reverte critica la "improvisación" del Gobierno
Decisión del Ejecutivo socialcomunista que ha sorprendido a muchos... pero no a Pérez-Reverte; y es que el escritor no ha dudado en valorar este acuerdo entre España y Marruecos en su cuenta oficial de Twitter, dejando en evidencia la falta de pulso político del Ejecutivo de Sánchez, que cede ante cualquier presión que llegue de países extranjeros.
"Lo voy a repetir, para que de nuevo se ofendan los que se ofendieron la última vez que lo dije" ha destacado "Marruecos tiene una de as diplomacias más pacientes y eficaces del mundo árabe. Y España tiene lo que improvisa. Por eso nos torean sin que les tiemble el pulso, por los dos pitones".
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Palabras, contenidas en un solo tuit, que demuestran la falta de confianza del periodista en la seriedad de la diplomacia española, en manos del Ejecutivo de Sánchez, el cual, una vez más, ha cedido a los intereses de unos pocos, abandonando la ideología histórica de su partido y de la nación, para conseguir sus propios intereses personales.
Unos intereses, centrados en mantenerse en la Moncloa, ante los que Pedro Sánchez no sólo ha traicionado la línea histórica del Gobierno de España sobre el Sáhara, sino que también ha desmentido sus promesas de su programa electoral sobre la cuestión saharaui, demostrando una falta de principios de la que se aprovecha todo aquel que tenga algo que ofrecer.