No aprenden. Con Puigdemont fugado de la justicia y el resto de sus colegas en prisión, Artur Mas pretende volver a la política y seguir liando la traca. Según sus ex compañeros de partido, Mas tiene ansias de tocar poder nuevamente.
A Mas se le acaba el periodo de inhabilitación a finales del próximo invierno. Dado que la fecha ya es próxima, ha ido a visitar al prófugo a la mansión de Waterloo. Saben que el futuro de ambos pasa por un reordenamiento de la antigua Convergencia y por dotar de una estructura operativa eficaz a JxCat.
Artur Mas tiene ganas de volver a tener poder
En una entrevista concedida a los medios públicos de la Generalitat, Catalunya Ràdio, Mas asegura que prefiere mantenerse al margen de la política. Algo que es totalmente falso. Sus antiguos colegas de partido aseguran que “su intención es volver a tocar poder cuanto antes, en cuanto se le acabe la inhabilitación” y “Mas se volverá a presentar, indudablemente”.
Tras la reunión en Waterloo, se quiso dar a entender que los ex-presidents acercaron posturas. Nada más lejos de la realidad. Su distanciamiento se irá incrementando. Mas quiere recuperar el poder perdido y Puigdemont no quiere desaparecer del mapa político. Se le acabaría el chollo y la imagen de “mártir y exiliado” entre las filas indepes.
Lo primero es reorganizar el partido
Artur Mas tiene claro que lo primero es devolver la estabilidad y la organización al partido. También es consciente que el clima político actual no es del todo favorable, por lo que quiere asegurarse su reentrada. Pretende tomar las decisiones importantes en el último momento.
Mas prefiere que la estabilidad política vaya a peor. Que empeore hasta el punto en que su reaparición sea considerada como la de “el salvador”. Por el momento, le va de perlas que Puigdemont lo haya hecho saltar todo por los aires.
El mayor problema al que se enfrenta Artur Mas es al propio Puigdemont. Los dos quieren mandar, aunque uno de ellos se encuentre fuera del país. Desde Waterloo no quieren que Mas se haga con el poder, pero los deseos del padre del independentismo moderno, Artur Mas, son otros: quiere el poder a toda costa.